dawn love coffee relaxation

Hablemos de la higiene de tus almohadas: estos son los mejores tips

Dormir bien

La cama es muy importante, el colchón también, pero una buena almohada es ese osito de peluche que no podías abandonar cuando eras pequeño, esa compañía amada y necesaria, el páramo en el que no serán juzgados tus pensamientos ni tus sueños. Por estas razones tenemos que revisar cuánto la cuidamos, por ella y por nosotros.

La almohada es ese lugar al que ir para perder la cabeza. Cuando tenemos que detenernos, cualquier almohadón oficia de almohada, cuando hay saturación y necesidad de un breve descanso, si la cama está cerca, qué mejor opción que ir a abrazar una almohada y taparnos hasta la cabeza. 

Apoyar la cabeza, relajarse, dejarnos llevar por su blancura, por su calidez, por su textura mullida y amable al cuello, sorprendernos por su poder para no perder nunca su forma y por ser tan fácil de abrazar. Eso es la almohada. 

Es que sí, apoyar nuestra cabeza ahí  es todo lo que necesitamos después de un largo día, cuando la vida toma rumbos imprevistos, cuando queremos olvidarnos de un mal momento y, también, cuando queremos hablar con nuestra persona favorita, leer ese libro que tanto esperábamos o mirar la película que nos recomendaron. 

Además del tiempo del sueño, en el que la almohada nos salva de golpearnos cuando tenemos una pesadilla o, se encarga de permitirnos un mejor y prolongado descanso, está el tiempo de ocio y el del trabajo.

 Pasamos horas con nuestra cabeza y hasta parte de nuestro cuerpo apoyados en nuestras almohadas. Hablamos por teléfono,  escuchamos reuniones desde la cama, hacemos una presentación del trabajo, terminamos el libro, maratoneamos series, desayunamos o, simplemente, miramos el techo para pensar.

Fiel compañera, pase lo que pase, si la cuidamos y la almohada está, aún, en su período establecido de vida seguirá tan mullida y cálida como cuando la compramos.

Pero, claro, para que siga con la misma calidad de siempre y, lo más importante, no se convierta en el hogar favorito de gérmenes y bacterias es necesario tener en cuenta algunas cuestiones como su higiene.

Lo primero que hay que saber es que ¡las almohadas también se lavan! Sí. Y todos deberíamos lavarlas al menos 1 vez al año. Mantener la higiene de las almohadas es tan importante como bañarse todos los días para limpiar el cuerpo y lavar el cabello.

elegant furniture and vase with cotton plants in cozy bedroom

Por eso, la primera recomendación es que cada almohada de la casa cuenta con un protector, que es lo que lavaremos más seguido y, el que permitirá extenderle su vida útil y la protegerá de manchas casuales como un dedo con chocolate,  pequeñas gotas de sangre de la nariz y hasta saliva que desprendemos mientras dormimos. Pero, sobre todo, evitará que las almohadas junten ácaros de polvo.

En toda la ropa de cama: sábanas, frazadas, cobertores, fundas hay restos de piel muerta, células que perdemos a cada instante, transpiración, cabellos, saliva y humedad. Y todo esto forma parte de los alimentos ideales para los ácaros de polvo. Si estos se acumulan pueden generar una alergia estacional o crónica. De aquí la importancia que tiene higienizar toda nuestra cama y, también, nuestras almohadas.

Levantarse y tender la cama inmediatamente no es el mejor camino. Tanto la ropa de cama como las almohadas deben ventilarse diariamente.

Para las almohadas es recomendable que podamos sacudirlas a diario, apretándolas con las dos manos para que se desprenda el polvo que podría haberse acumulado y todo lo que le dejamos al dormir.

Una vez por semana también se les pueden quitar las fundas y aspirarlas con un artefacto de mano o cepillo.

Dependiendo del material, hay almohadas que pueden lavarse en seco en la tintorería, otras, que pueden lavarse en el lavarropas y, algunas, que se recomienda lavar a mano. Es importante tener en cuenta estas opciones a la hora de cambiar nuestras fieles y viejas almohadas por nuevas. Cuanto más práctico sea el lavado, más ganas tendremos de mantenerlas higienizadas como deberíamos para no dañar nuestra salud.

En las habitaciones de los niños, las almohadas tienen la ventaja de ser más sacudidas con guerras de almohadas, al ser utilizadas como escudos en peleas o arrojadas de un extremo a otro hacia alguien o algo. También, se suelen caer de la cama mientras dormimos o cuando las sometemos a otros usos que no le son propios. Por eso, el protector es clave. 

Los protectores de almohadas certificados tienen poros tan pequeños que las células muertas o el cabello  no pueden atravesarlos. Entonces, los ácaros no pueden sobrevivir porque no encuentran alimento.

Una vez que conseguimos el protector es importante elegir una funda de almohada que nos transmita calma en una primera mirada para que podamos apoyar la cabeza y relajarnos.

Las fundas de las almohadas deben cambiarse al menos una vez por semana y se lavan como algunas prendas de vestir pero ¡atención! El protector de almohada también debe lavarse regularmente, como las almohadas. No es algo que pondremos y dejaremos ahí para siempre. Lo ideal sería lavarlos junto a las almohadas con agua tibia, lo más caliente que se pueda, para eliminar todo posible germen pero solo si las indicaciones lo permiten. 

Hay protectores que pueden perder su permeabilidad si se los lava de manera equivocada y almohadas que pueden deshacerse. Otra opción es lavarlas en la lavadora con agua fría, de a dos almohadas con sus protectores y secarlos al sol o a temperatura ambiente si no se los puede pasar por secadora a temperatura media. El secado es muy importante cuando los higienizamos.

Ahora, qué pasa con nuestra almohada si nunca le pusimos protector. Tenemos algunas opciones: podemos lavarlas bien en el lavarropas o a mano, como lo indica su etiqueta, y luego comprar un protector, o, lavarlas a seco. Si solo las lavaremos y seguiremos sin protector, debemos tener la precaución de lavarlas con más frecuencia.

Si nunca antes habías escuchado sobre la higiene de tus almohadas y ya están amarillas o tienen manchas que acabás de notar, podés aplicar primero un quitamanchas y luego aplicar el lavado que desees o el recomendado por el fabricante. Es muy importante leer las etiquetas para ejercer el método ideal que mantenga la vida útil de tu almohada.

calm woman sleeping on pillow in bedroom

Entonces, algunas recomendaciones básicas, además del protector, para higienizar las almohadas son:

  • Airearlas cada día, con palmadas antes de hacer la cama.
  • Tenderlas al sol un día de viento leve para que se aireen mejor y desprendan polvo y material degradable. Esto podemos hacerlo ocasionalmente, una vez al mes, por ejemplo.
  • Tener en cuenta el material de la almohada porque si el lavado se hace mal, es mejor no hacerlo. Las almohadas de pluma, en general, se pueden lavar en lavarropas con agua fría y jabón para ropa suave. Lo mismo sucede con las de poliéster pero con muy poca cantidad de jabón. Las de espuma vicoelástica o foam se dañan en el lavarropas (excepto que la etiqueta indique lo contrario) así que lo ideal es lavarlas a mano pero también pueden aspirarse, luego limpiarse con un paño limpio y húmedo con jabón para lavado a mano y secar en forma horizontal a temperatura ambiente.
  • A la hora de secarlas, hacerlo a temperatura bien suave, de baja a media baja o al aire libre, al sol.
  • Algunas personas, una vez por semana, las rocían con desinfectante en aerosol pero hay que ser precavidos si hay personas con casos de alergia en la casa y que utilicen esas almohadas.
  • Hay, también, fórmulas caseras con base de bicarbonato de sodio pero siempre se debe primero, consultar las etiquetas de cada almohada porque cualquier mezcla química puede ser perjudicial.

Lo importante es saber que las almohadas también se higienizan y que deberíamos tenerlas en nuestra vista a la hora de la limpieza semanal y del cambio de ropa de cama. Esto nos permitirá, además, mantener la salud de nuestro sistema respiratorio, estar atentos a su vida útil, poder prolongar su uso y saber cuando es necesario cambiarlas.

 También nos brinda herramientas para elegir nuestras próximas compañeras de sueños porque además de buscar que nuestras cervicales estén cuidadas, que nos resulte cómoda para descansar, que sea útil para nuestros usos: desde dormir hasta trabajar, indagaremos también cuál es la almohada más fácil de higienizar y cuáles cuentan con sistema anti-ácaros.

 Sin exagerar, una higiene correcta de tu almohada te permitirá perder la cabeza sin riesgos y disfrutar de un buen, sano y hermoso descanso. No es magia, es el arte de la higiene en la vida diaria.