El cambio de estación genera también movimientos en nuestro organismo. Hoy conocerás por qué es importante prestarle atención al inicio del otoño y cómo puedes ganarle la batalla a la fatiga y somnolencia.
Se terminó el verano y, con él, también se despiden las largas jornadas de luz solar. Ahora no solo le damos la bienvenida al otoño sino también a las noches más largas.
Los amantes de los climas más frescos están felices, quienes disfrutan el verano no tanto. Si bien no se puede hacer nada para cambiar lo que se viene, sí es importante que tengas en consideración todo lo que significa darle paso al otoño: falta de luz solar. Esto quiere decir que puedes presentar somnolencia, fatiga y un poco de depresión.
Pero, primero te explico la importancia de recibir la luz solar.
Está comprobado que la incidencia de la luz en el cuerpo de los seres humanos influye en su vida y también en su estado de ánimo. Seguro has escuchado frases como: «Es que me da fiaca salir con frío» o la muy común: «con frío nadie me saca de la cama». Y es que sí, probablemente eso sucede, porque las noches más largas provocan desequilibrio hormonal y el cuerpo tarda en reajustarse otra vez.
Los efectos terapéuticos del sol sobre el organismo son amplios y muchos de ellos están alineados a la vitamina D que es una fuente de calcio para los huesos y dientes, mejora la respuesta muscular, reduce la presión sanguínea, disminuye las infecciones respiratorias, reduce el colesterol y aumenta la hemoglobina en sangre.
Entonces, te preguntarás ¿la causa de no querer salir de cama, la somnolencia y fatiga es por la luz solar?
La respuesta es sí. Y la llaman astenia otoñal.
También podés presentar dolor de cabeza, dificultad para concentrarte y, en ciertas ocasiones, disminución de la libido.
La serotonina, la famosa hormona del bienestar, necesita para su formación de un
aminoácido que el cuerpo no puede fabricar, pero se encuentra en alimentos como la leche.
La serotonina se fabrica cuando hay luz en el cerebro y cuando cae la noche ella se convierte en melatonina, hormona que favorece el sueño.
¿Y cuánto tiempo dura esta astenia en el cuerpo?
El período de adaptación a la nueva estación es de 15 días, máximo 30. Tomá en consideración que, si pasado este tiempo aún posees los síntomas, será necesario que visites al médico.
Ya te explicamos cómo actúa la luz solar, ahora nuestra intención es que duermas bien, y para ello te daremos ciertos consejos útiles que se deben transformar en hábitos para que así conserves tu vitalidad y continúes tu vida con absoluta normalidad.
1.Ajustá tu reloj biológico
Es muy probable que tu fatiga se deba a un desajuste en tu reloj interno, por eso debes dormir 8 horas. Los especialistas recomiendan que te acuestes y despiertes a la misma hora. La producción de melatonina se favorece cuando dormís a oscuras. ¡Hazlo!
La luz del celular y las tablet retrasan la conciliación del sueño. ¡Evítalas!
El sueño es sagrado, nuestros cuerpos están diseñados para tener de siete a nueve horas de descanso. ¡No te olvides!
2. Meditá
Si tienes alguna preocupación intentá la meditación consciente para no solo relajar al cuerpo sino también al cerebro. Podrás obtener un estado más tranquilo y de distensión.
3. Haz ejercicios
La actividad física te ayudará a descansar mejor por las noches. Cuando tu cuerpo está en ejercicio genera endorfinas, que ayudan a vencer la apatía y tu organismo se hace más resistente al cansancio. También eliminas toxinas. Aplica una rutina de, al menos, 30 minutos.
4. Tomá sol
Ya te explicamos la importancia que radica en hacerlo constantemente. Nadie quiere estés de mal humor. Tan solo 10 minutos al día, ideal por la mañana, son necesarios para que te cargues de vitalidad.
5. Cuidá el consumo de café y alcohol
El alto consumo de cafeína es la principal causa para conciliar el sueño. Los especialistas recomiendan no tomar después de las 15 horas. Por su parte, el alcohol tiene la capacidad de interrumpir el sueño en la fase REM, la etapa en la que se producen los sueños, la respiración se vuelve más rápida y se incrementa la frecuencia cardíaca.
6. Cuidá tu piel
Es aconsejable aplicar algún tratamiento de belleza como mascarillas o exfoliantes para recuperar la luminosidad en la piel.
7. Regulá la temperatura en la habitación
Es importante tener un ambiente que invite a dormir bien. Una temperatura agradable es vital para conciliar el sueño. Optá por un colchón y una almohada cómoda.
Y por último y no menos importante: ¡Alimentate bien!
Para eso es recomendable tener una dieta rica en triptófano, el aminoácido clave en la fabricación de la serotonina y melatonina. Ambas te ayudan a dormir bien.
¿Dónde se encuentra ese nutriente?
En carne de pavo, pollo, pescado azul, lácteos, ananá, palta, ciruelas, espinaca, remolacha, zanahoria, apio, brócoli, dátiles, frutos secos, cereales y arroz integral, semillas de sésamo y calabaza, garbanzos, lentejas, soja y chocolate negro.
Evita consumir carbohidratos simples porque no aportan valores nutricionales. Ellos son: dulces, pasta no integral, arroz y pan blanco.
La ingesta de hierro te ayudará a la buena concentración y evitará mareos y cansancio. Las vitaminas A, C y E aportan antioxidantes. Las podrás encontrar en frutas, hortalizas y verduras.
Las dietas ricas en ácidos grasos, como el omega-3 y omega-6, favorecen la producción de neurotransmisores como dopamina y adrenalina. Además, mantienen los niveles de serotonina que fabricamos con el primer grupo de alimentos que te mencionamos. Constituyen el 30% de la estructura lipídica del cerebro por lo que son claves para la salud y el sistema nervioso. Estas se encuentran en el pescado, aceites de girasol y maíz, en las semillas de lino, chía y cáñamo.
Con estos consejos podrás tener un sueño reparador en este inicio de otoñal. El agobio, estrés y el cansancio quedarán a un lado si te dedicás a mirar el lado positivo de estos hábitos que podés iniciar para tener un buen descanso.
Debe estar conectado para enviar un comentario.