Conocé los múltiples beneficios que tiene utilizar almohadas para dormir.
Existe cierta polémica con el uso de las almohadas. Para algunos, son completamente necesarias para poder dormir por las noches. Otros terminan tirándolas a un costado, porque más que ayudar, les incomodan.
Quizás escuchaste en algún lado esa teoría que sostiene que lo mejor es dormir directamente en el piso, sin colchón ni almohada, para mantener la espalda completamente recta. Sin tomar medidas extremas como ésta, te pueden surgir las dudas: ¿Es realmente necesaria la almohada? ¿Tiene que ser más blanda, más dura? ¿Qué es lo mejor?
Para los expertos en descanso, las almohadas son vitales para descansar correctamente. Así que podés ir desechando el plan “camping” de acostarte en el piso sin ningún tipo de sostén. La función específica de la almohada es mantener la posición natural de la columna al dormir, por lo que se vuelve indispensable en tu cama.
Lo cierto es que no todas las almohadas son iguales. Algunas hasta pueden generarte problemas en las cervicales. La clave está en encontrar la apropiada para vos, independientemente de lo que use el resto. Por eso, necesitás tomarte un tiempo para buscar y elegir la que mejor se adapta a tu forma de dormir.
Dar con la almohada “ideal” es posible. De hecho, hay personas que no concilian el sueño si no duermen con la suya: la llevan en los viajes, en las vacaciones o en cualquier situación planificada donde sepan que van a pasar algunas noches fuera de casa. Tal es el efecto que una buena almohada puede generar en el descanso.
Incluso se comprobó que, aún con el colchón más confortable de todos, una mala almohada puede arruinar toda la experiencia de descanso. Entonces, ¿Cómo reconocer cuál es más conveniente? ¿Cómo saber en qué condiciones están las almohadas que usás?
Primero, lo básico: Si ves que la tuya ya perdió completamente la forma es hora de conseguir una nueva. Si dejó de ser esa superficie mullida y abultada y parece más un papel que una almohada, necesita un recambio urgente. Lo mismo si con el correr del tiempo ves que a la goma espuma le faltan algunos pedazos o que la viscoelástica ya no “vuelve” al levantarte, como lo hacía antes.

En general, la vida útil de las almohadas no supera los dos años. Es importante tener este dato en mente para que no pase tanto tiempo entre reemplazo y reemplazo. Tu cuello y espalda alta te lo van a agradecer, al tiempo que comprobás, la primera noche con tu nueva almohada, lo incómodas que te estaban resultando las anteriores.
Entonces, ¿Qué tipo de almohadas son las adecuadas para vos? Todo dependerá de la posición que tomes al dormir, ya sea boca arriba, de lado o boca abajo. Para cada alternativa existe un tipo de almohada que sostiene perfectamente tu columna en su posición natural.
Para los que duermen de costado, las almohadas de firmeza alta son las indicadas. Esto permite que la columna tenga el sostén que necesita y pueden elegirse de fibra, viscoelástica o de látex. Cada material provee una sensación diferente, pero en general todas generan que la cabeza se apoye con suavidad, sin perder soporte.
Si dormís boca arriba, las almohadas confeccionadas con distintos tipos de fibra, de firmeza media o alta son la mejor opción. Lo central es que se acomoden correctamente debajo de la nuca para sostener completamente el peso.
También existe un tipo de almohada recomendado para los que duermen boca abajo, aún siendo la postura más desfavorable para conciliar el sueño, porque genera grandes molestias en las cervicales.
En este caso, optar por una almohada fina y lo más blanda posible es ideal para contrarrestar los dolores de la mala postura.
Por último, hay una variedad especial para los “revoltosos”, aquellos que dan vueltas durante la noche y duermen en distintas posiciones. Para ellos, una almohada de firmeza intermedia y fibras suaves es la mejor alternativa, porque pueden moverse y acomodarse con ella las veces que lo necesiten.
Cambiando la postura con almohadas
¿Te despertás sintiéndote más cansado o adolorido que ayer? ¿Tus contracturas parecen empeorar por las noches? Un buen par de almohadas puede ayudarte a corregir ese problema y descansar mucho mejor.
Es que no sólo sirven para apoyar bien la columna y sostener suavemente la cabeza. También se utilizan en otras partes del cuerpo, aliviando presiones y contribuyendo a un sueño profundo. Incluso las podés utilizar en lugares clave, para que te ayuden a cambiar tu posición al dormir por una más saludable.
Si te gusta dormir en posición fetal, colocar una almohada entre tus piernas evita que despiertes con dolores por el peso de una rodilla sobre la otra. Poner una en la parte de baja de tu espalda libera tensiones en la zona y alivia malestares en la cintura.
También podés colocar varias almohadas alrededor de tus brazos y piernas, para evitar girar por las noches y mantenerte boca arriba, si estás buscando acostumbrarte a esa pose. Colocar almohadones bajo los pies puede ayudarte si tenés problemas de circulación sanguínea.
Abrazar una almohada no permite que tus brazos terminen colgado del colchón o debajo de tu cabeza, postura que puede terminar entumeciendo tus manos. Además, en las noches de fiebre o gripe, podés ponerte más de una almohada en el cuello, ya que una posición más elevada te ayuda a respirar mejor.

¿Y las almohadas ergonómicas?
Muchas veces se recurre a ellas para aliviar problemas puntuales de dolor en cervicales, cuello y espalda alta. En ocasiones, se recomienda su uso por un período determinado de tiempo y una vez tratada la molestia, se utiliza otro tipo de almohada.
Las almohadas anatómicas están diseñadas para relajar y sostener correctamente el cuello, independientemente de la posición que se utilice al dormir. Vienen en distintos formatos: cilíndrico, en forma de U, rectangulares, con forma de “mariposa” o de cuña. Esto otorga mayor adaptabilidad dependiendo la necesidad específica del usuario.
La ventaja de este tipo de almohadas es que pueden usarse en una variedad de situaciones, no sólo al acostarse en la cama por las noches. Por ejemplo, para trabajar más cómodo frente a la computadora y mejorar la postura, cuando vas a viajar muchas horas sentado en un colectivo e incluso, para recostarte en tu sillón a mirar la televisión de la forma más saludable posible.
Hay quienes las utilizan a la hora de hacer deporte: ya sea como “mat” o colchoneta de yoga, para hacer abdominales en el piso o levantar pesas. Su gran adaptabilidad las convierte en un elemento muy beneficioso para el descanso, sea cual sea tu forma de dormir.
Pero no todo es “color de rosa” con este tipo de almohadas y pueden tener algunas desventajas en el uso. Cuando empezás a utilizarlas para dormir, durante un período pueden intensificar tus dolores de espalda y cuello, ya que ponen en evidencia contracturas que, al tenerlas durante tanto tiempo, dejaste de sentirlas.
Esto sucede con mucha frecuencia, porque el cuerpo “anestesia” esa tensión muscular prolongada. Es como cuando volvés a hacer deporte después de mucho tiempo: las primeras semanas se siente bastante doloroso porque estás moviéndote y activando músculos que llevaban bastante tiempo rígidos o presionados.
Antes de invertir en una almohada ergonómica, lo ideal es consultar con un médico, preferentemente un fisiatra. Él puede aconsejarte teniendo en cuenta tu problemática particular, recomendándote el formato de almohada más apropiado para vos.
En ocasiones, acostumbrarse a una almohada nueva -más si es una de este estilo- conlleva cierto período de adaptación. No pierdas de vista que una vez superados esos días de malestar, tus molestias van a disminuir considerablemente y vas a obtener esa sensación de relajación profunda tan deseada.
Hacer ejercicios de relajación y estiramientos de las zonas doloridas también sirve para destensar el cuerpo y descansar mejor. Si estás sintiendo muchas molestias, combinar estas prácticas con una nueva almohada especial para vos, puede ser de gran ayuda.
Ahora que conocés a fondo los beneficios y usos de las almohadas, podés fijarte en qué estado están las tuyas y darles -si ya es hora- su merecida jubilación. Poner como prioridad tu descanso y darte lo que necesitás es la pieza fundamental para que tus días sean más alegres y productivos.
No olvides que dormir bien es central para tu bienestar integral: todo lo que contribuya a mejorar este aspecto, impactará positivamente en todas las áreas de tu vida. Cuidar tu descanso es cuidarte a vos, a los que querés, tus proyectos y tus ideas.
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