Toda la información que necesitás para darle a tu recién nacido el mejor descanso.
La llegada de un niño a la familia es un acontecimiento que lo revoluciona todo. Junto con la alegría profunda que produce, también vienen los cambios de rutina, las preocupaciones para darle todo lo que necesita y las preguntas -en el caso de los papás y mamás primerizos-. Entre las posibles dudas, las más comunes tienen que ver con el sueño de los bebés: la calidad y cantidad del mismo.
Si tuviste un hijo hace poco, sabés de qué se trata: adiós a las ocho horas de sueño corridas, hola a dormir cuando el bebé duerme y despertar cuando necesita comer, un cambio de pañal o unos mimos. Sí, el proceso de adaptación no es sencillo y casi todos los papás y mamás acumulan varias horas sin dormir durante los primeros años de sus hijos. Pero nada se compara con verlos crecer felices y sanos, aprendiendo cada día algo nuevo.
Por esa razón, no hay que perder de vista de qué forma duerme tu bebé y qué cosas pueden aumentar la calidad de su sueño. Entre las cuestiones a chequear, la central es el tipo de colchón que tendrá su cuna durante los primeros años de vida. Es vital que sus características sean las ideales acorde al cuerpo y las necesidades de tu hijo.
A veces sucede que la cuna de un bebé viene heredada de algún primo o hermano y suele estar acompañada de su colchón correspondiente. Aunque te pueda parecer que todavía lo podés aprovechar (total, sólo fue usado un par de años) esto no siempre es así. Lo que funciona para uno no necesariamente le sirve a otro. Es lo mismo que sucede cuando elegís tú colchón: quizás a vos te gusta que sea bien firme y otra persona prefiere un soporte más blando.

¿Qué características tiene que tener el colchón del bebé?
A diferencia de los colchones para los más grandes, los de las cunas tienen que ser muy firmes. Con una superficie demasiado blanda, se corre el riesgo de posibles asfixias durante el sueño y aumenta considerablemente la oportunidad del síndrome de muerte súbita.
Una de las consideraciones a tener en cuenta es que la relación entre el colchón y la cuna sea la adecuada. Un colchón demasiado grande para el elástico trae problemas para cambiar las sábanas con facilidad, mientras que uno muy chico puede ser peligroso para el bebé, que podría caer en el hueco entre los barrotes y el colchón.
Que la cubierta sea extraíble también es un factor importante a la hora de elegir una buena cama para tu recién nacido. Es sabido que durante los primeros momentos de la crianza, pueden darse fugas o accidentes con los pañales que terminan ensuciando el colchón. Contar con un exterior extraíble que fácilmente pueda meterse en el lavarropas te ahorrará mucho tiempo y mantendrá la higiene de la cuna.
Elegir el peso del colchón también puede facilitarte las tareas en el día a día. No se recomienda que sea demasiado pesado, más que nada para poder cambiarle las sábanas y cubiertas rápidamente. Como es conveniente que la ropa de cama se reemplace al menos dos veces por semana, un peso intermedio va a ayudarte con eso. Sin embargo, no pierdas de vista que un colchón demasiado liviano puede ser sinónimo de baja calidad y durabilidad.

Otra característica importante del colchón del bebé es que sea respirable. Debe poseer una buena circulación de aire que evite la acumulación de olores desagradables. Para ello, chequeá que el colchón tenga unas pequeñas aberturas dispuestas en algún punto de la superficie.
¿Tenés dudas sobre cómo limpiar correctamente un colchón? En el artículo “¿Cómo quitar las manchas de los colchones?“ vas a encontrar toda la información que precisás.
La mejor opción es la del colchón transpirable. Principalmente, porque la parte superior del mismo está perforada, lo que permite que el bebé duerma en cualquier posición de forma cómoda y segura. Esto es porque el flujo de aire está continuamente asegurado. Otra ventaja es que evita el sobrecalentamiento y por lo tanto, mantiene controlada la aparición de hongos y gérmenes.
En cuanto a los materiales, los colchones para los niños pueden estar confeccionados con una variedad de elementos:
- Fibra de coco: Es una opción ecológica muy interesante, ya que deja circular el aire evitando que se condense la humedad y con ella la aparición de ácaros, bacterias y hongos.
- Espuma de alta resiliencia: Esta espuma de gran calidad es lo suficientemente firme y confortable a la vez. Como resultado produce colchones bastante ligeros sin perder calidad.
- Espuma de poliuretano: Se adapta con facilidad al cuerpo y ofrece un buen sostén para los puntos de presión que se generan por el peso en distintas partes del colchón.
- Látex natural o artificial: Este tipo de colchones ofrecen una excelente comodidad y flexibilidad. Además, tienen un sistema anti-ácaros perfecto para mantener a raya cualquier tipo de suciedad y las alergias que se puedan generar. Suelen durar bastante más que otras opciones, pero por la misma razón suelen ser un poco más costosos.
- Colchones de soja: Esta innovadora y ecológica alternativa es altamente hipoalergénica y muy transpirable, aunque es un poco más difícil de conseguir en colchonerías o tiendas especializadas de bebés.
Antes de decidirte por alguno de estos, asegurate que sean saludables para la piel de tu hijo y que no existan riesgos de alergias, irritaciones o problemas respiratorios. Para ello, podés consultar con tu médico pediatra cuál material es el más adecuado según el caso.
La mejor opción según la edad
Naturalmente, las necesidades de sueño de tu hijo van a ir variando conforme crezca. Todas las recomendaciones mencionadas arriba son las que necesita un niño entre los 0 y los 2 años. También se indica que los bebés, en esta etapa, no necesitan dormir con almohadas o edredones, y que los peluches es mejor dejárselos en la cuna a partir de los 9 meses de edad.

Para un niño entre los 3 y los 8 años, el colchón necesita seguir siendo firme, pero el nivel de firmeza variará de acuerdo a su peso. Lo central es que le permita moverse con comodidad, cambiar de postura las veces que lo necesite y que tenga una cubierta con tratamiento antiácaros.
Muchas cunas vienen con sistemas que permiten quitar algunos o todos los barrotes e ir transformando la cama de acuerdo a la edad de tu hijo y lo que le conviene a cada momento. Otras te permiten acomodar la cuna semi-abierta al lado de tu cama, para estar lo más cerca posible de tu bebé. Por todo esto, es importante que elijas lo que más útil les va a resultar, tanto a tu hijo como a vos.
Por último, la procedencia del colchón es algo fundamental para asegurarte que la calidad de los materiales utilizados es la indicada según los estándares de salud. Dependiendo del país, existen distintas certificaciones expedidas por los Ministerios de Salud o las dependencias competentes en cada caso.
Antes de comprar la cuna y el colchón para tu bebé, fijate que cuente con algún sello, garantía de calidad o certificado que compruebe la procedencia de los elementos, así podés quedarte tranquilo sabiendo que tu hijo va a dormir en una superficie que cumple con todas las normas de higiene y salubridad necesarias.
Darle lo mejor a tu bebé se trata de muchas cosas. Es garantizar comida, salud y un entorno en donde pueda crecer perfectamente. Procurar la ropa que necesita, los pañales, los juguetes y todos esos elementos con los que aprenderá y se divertirá. Pero también es y por sobre todas las cosas, darle todo el cariño, la contención y los cuidados posibles. Es ese amor incondicional y gigante de mamá y papá, que es crucial para su felicidad y desarrollo.
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