topless baby sitting on bed

¿Qué sábanas tengo que elegir para una cama perfecta?

Dormir bien

La música está hecha de beats y eso es lo que genera distintas sensaciones en cada uno. Hay música estimulante, hay música que nos relaja. Hay música con beats específicos que nos generan esos estados, generan algo determinado en nosotros. Lo mismo sucede con las telas, especialmente, con las de la ropa de cama. Elegir las sábanas no es una tarea menor, por el contrario, es clave para un buen descanso.

Con algunas canciones hacemos una neuro asociación con la memoria, que depende de nuestros recuerdos. Para eso, tiene que haber sucedido algo que nos marcar mientras sonaba aquella canción. Un buen sueño es parecido a eso. La canción empieza a sonar y alcanzamos nuestro estado de mayor divinidad si todo está dispuesto para eso. El momento ideal en el que logramos descansar suele estar acompañado de una cama bien tendida.

Para esa cama ideal, la pieza clave son las sábanas. Ese conjunto de partículas que nos permiten dormir bien o despertarnos toda la noche. Las sábanas perfectas son como el café a la mañana o la noche del viernes, en la que empieza el fin de semana. Un sueño reparador se propicia eligiendo bien que material nos cobijará, cómo estará compuesta nuestra cama.

Hilos

La calidad depende del material y, hoy en día, hay muchos. Además, es fundamental la cantidad de hilos por pulgada cuadrada de tela. La sábana perfecta debe tener entre 200 y 600 hilos. Si tiene menos puede ser áspera o casi transparente, sin personalidad. Si tiene más será pesada y rígida. Las sábanas entre 300 y 400 hilos suelen ser suaves porque se suele utilizar un algodón o lino con fibras más largas que se entrelazan cuando se hilan y adquieren más fuerza.

La cantidad de hilos influye en la comodidad que podemos tener al dormir, en el confort. Los hilos son verticales y horizontales y están entrelazados para formar las sábanas tal como las vemos. Cuando una sábana tiene muchos hilos, estos forman multicapas; si tienen menos, suelen ser monocapas. A más hilos, sábanas más gruesas y más resistentes y, por lo general, suaves. A menos hilos, las sábanas son más flexibles, más livianas, suaves al tacto pero menos durables.

Si una sábana tiene 144 hilos por pulgada mínimo, será aterciopelada pero fuerte y suave. A más hilos, más delicada. Todo depende del gusto. Las sábanas de hotel que suelen cautivarnos tienen 400 hilos aproximadamente. De hecho han sido tan buscadas para consumo personal que, muchas marcas de sábanas, sacaron su colección o línea de “Hotel”. Pensando, sobre todo, en quiénes buscamos hacer de nuestra cama, la perfección en sí misma.

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Los materiales: ¿algodón o lino?

Por lo general, el material más común es el algodón. Este material suele ofrecer la mejor calidad del mercado. Hay sábanas de algodón, de algodón egipcio y persa, satén o percal, entre otros. Depende del tipo de algodón cuán suave, cálida, confortable, rígida, liviana sea la sábana.

También se usan sábanas de algodón mezclado con poliéster. La mayor contraindicación de este último es que puede producir pelusas, estática y hasta algún tipo de alergia.Sin embargo, una sábana con mitad del algodón y mitad de poliéster puede ser más práctica a la hora del lavado, más fáciles de ajustar a la cama, planchar y, se suelen secar muy rápido.

Por su parte, el lino, que también se usa para confeccionar distintas prendas de ropa, tiene muchas cualidades. Es una tela con una gran durabilidad y muy versátil. Son más fuertes que las sábanas de seda ¡y no se resbalan!. Pero también son muy suaves y livianas, lo que las hace ideales para el verano por su frescura.

El lino, también usado para prendas de cocina como delantales o paños, tiene una cualidad muy importante: su higiene. No son sábanas que fomenten el crecimiento de microbios. Por eso, suelen ser las elegidas por personas con algún tipo de alergia.

Son sábanas que no se pegan al cuerpo por su frescura pero que, al mismo tiempo, son cálidas en invierno y absorben siempre la humedad del cuerpo y los olores. Los neutralizan. De aquí que sean muy elegidas para las cunas de bebés o las camas de los más pequeño y, también, de los mayores.

Una cama con sábanas de lino es elegante y muy confortable. Esta tela es muy durable, no pierde color con el lavado y, se hace cada vez más suave. Son muy hermosas y vienen en muchos colores distintos. Cuanto más puro sea el lino, mejor será la sábana.

Las sábanas que son de lino blanco tienen una cualidad importante: reflejan a los rayos solares, entonces nos protegen de la luz ultravioleta, de esa radiación. Por todo esto, suelen ser más caras y, con una contra: son más difíciles de lavar y complicadas de mantener sin arrugas.

Una cama bien tendida

Cuando las sábanas son ideales, se logra una cama perfecta. Es importante que tanto la sábana que cubre el colchón como la de arriba no estén super ajustadas, que estén firmes pero no muy tensas para que puedan ser cómodas. La sábana debe cubrir el ancho y largo del colchón.

Lo ideal es elegir colores de sábanas que faciliten el descanso como, por ejemplo, azul, verde, marrones tipo beige, rosa pálido, lila, todos los pasteles y, por supuesto, blanco. También se puede elegir una encimera para arriba del acolchado o edredón y que haga juego con las sábanas.

Tender una cama es como componer una canción, debe tener las melodías necesarias y las notas adecuadas, así como los materiales y colores para una sábana. Una cama bien tendida es esa a la que todos queremos llegar después de un día largo.

Cómo saber cuál es la sábana perfecta

Los materiales y los hilos son los factores más importantes para encontrar las mejores sábanas del mercado. Pero hay otro, que es clave: el gusto personal. Si las sábanas son hermosas al tacto, si la tela es gruesa pero no muy rígida, si nos da la sensación de calidad, son las que buscamos.

Si ya las encontramos, lo siguiente que debemos chequear es cómo se ajusta a la cama. La sábana que cubre el colchón debe llegar bien a las puntas y poder sujetarse con cierta firmeza. Más que tensión, hay que tratar de que la sábana esté bien acomodada sobre el colchón pero sin que quede muy tirante o muy floja.

La onda millenial

Cuando los millennials empezaron a imponer modas, se deshicieron de la sábana encimera. Les incomodaba que esta terminara a sus pies, toda enredada. Entonces, empezaron a taparse con el acolchado sin saber cuál es el mayor problema: los gérmenes.

Una buena sábana que cubre el colchón y sobre la cual dormiremos, y una para taparnos evita la propagación de gérmenes. Además, nos permite lavar más esporádicamente el acolchado y nos brinda más o menos temperatura de acuerdo a la tela elegida y a la estación del año.

Pero, por sobre todas las cosas, es más cómodo dormir con dos sábanas que solo con una. En contra de los que opinan que siempre esa sábana termina enredada en nuestro pies, está el paso del tiempo. A medida que crecemos, parece que dormimos más quietos o más ordenados y logramos mantener la sábana encimera y el acolchado sobre nuestro cuerpo toda la noche.

La onda americana

Las camas que se ven en las películas con muchos almohadones, bien mullidas, con sábanas gruesas que invitan a perderse en ese mar suave de pliegos puede ser real. Y para eso basta con elegir sábanas de primera calidad y aprender algunos trucos para doblarlas y que queden listas para una foto.

No hay trucos ni efectos especiales más que la cantidad de hilos y materiales de primera calidad en las sábanas, cobertores, almohadas y almohadones. Si esas dos cosas se respetan y se eligen bien, la cama será un olimpo.

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Por qué son tan importantes

Las historias nocturnas se escriben en nuestras sábanas: esos sueños que nos llevaron a tomar una gran decisión, las pesadillas que nos permitieron cambiar de rumbo, el amor, el perfume de nuestra compañía, la visita de nuestras mascotas una tarde de siesta. Todo está ahí y queda ahí.

Son las sábanas las que brindan calidez y nos reconfortan cuando se apaga la última luz y, al fin, nos disponemos a dormir. Hay sábanas perfectas y sábanas que no facilitan el sueño. Hay sábanas para esa noche especial y para cada día. Por eso, las sábanas de satén o de seda que se resbalan pueden ser muy placenteras para una noche pero molestas todos los días del año.

Son las sábanas las que pueden lograr que nos durmamos sin vueltas, que nos tapemos bien y nuestro cuerpo se relaje. Que nos sintamos protegidos y listos para cerrar los ojos, alejando el estrés, los pensamientos y el día. 

Por eso, es importante saber elegirlas, no dejar la tarea para último momento o para hacerla rápido y en un paseo breve. En un suspiro, un silencio, y con sentirlas al tacto podemos saber si esas sábanas son para nosotros.

Después de todo, si no decidimos nosotros cómo será nuestro descanso, ¿quién lo hará? Mejor sábana aprobada por nosotros que comprada sin pensar en una góndola de supermercado por una oferta, un apuro o un antojo sorpresa. Mejor tomarse el tiempo que necesitamos para garantizar que la experiencia de irse a dormir sea una actividad suprema.