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¿Qué es la ciencia del sueño?

Dormir bien

Una vez más, el cine va adelante de la realidad o la ilumina antes de que la ciencia lo haga. En “La ciencia de los sueños”, una película surrealista sobre, precisamente, el mundo de los sueños aparecen los juegos de la imaginación y la realidad versus lo soñado, como si se tratara de una película a dos pantallas. 

En el libro “¿Por qué dormimos?”, Matthew Walker propone una inmersión en el sueño y su poder mientras da cuenta de los últimos avances científicos sobre el sueño. Algo que fue muy temido y a la vez muy venerado en la historia de la humanidad. Y que dio lugar a la creación de una ciencia del sueño.

En el 2006, Gael García Bernal y Charlotte Gainsbourg protagonizaron la película de Michael Gondry, “La ciencia del sueño” en la que ambos protagonistas se conocen y empiezan una aventura donde la imaginación y los sueños como posibilidad priman frente a una realidad abrumadora. Es que soñar es algo innato y abierto a todo el mundo. No existe una persona que no sea capaz de soñar, por eso los sueños han sido tan temidos y, al mismo tiempo, han despertado tanta fascinación.

Desde Freud hasta la neurociencia actual, estudiar el dormir y el poder de los sueños ha desvelado a muchos científicos e investigadores de distintas áreas. Sin embargo, hasta hace algunos años la ciencia no tenía respuestas a la pregunta de por qué dormimos. ¿Por qué realizamos una actividad que parece no tener ningún sentido pero que se siente muy necesaria?

Muchas personas rechazan la idea de dormir la cantidad de horas recomendadas porque consideran que pierden parte del día y, por lo tanto, de su posible productividad. Otras, que son cada vez menos, veneran al sueño como una de sus necesidades básicas. El sueño es realmente una necesidad básica y sin él, el cuerpo no podría llevar a cabo muchos procesos vitales.

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¿Por qué dormimos?

Dormir, entonces, es un aspecto poco comprendido pero vital. Por eso, el neurocientífico, profesor de neurociencia y psicología en la Universidad de Harvard, Matthew Walker, propuso un viaje por el sueño en su libro “¿Por qué dormimos? La nueva ciencia del sueño”. Allí explica por qué es necesario el sueño nocturno, cómo se relaciona el sueño con la inteligencia y la belleza, cómo cambia el estado de ánimo y mejora la salud previniendo distintas enfermedades.

La capacidad para aprender, fijar conocimientos, recordar, tomar decisiones lógicas son parte de las funciones del cerebro. Se sabe, gracias a las investigaciones nuevas sobre el cerebro, por ejemplo, que existe la plasticidad cerebral y cómo se desarrolla la neurogénesis adulta.

Dentro del cerebro, el sueño también ayuda a calibrar las emociones y, fuera de él, fortalece el sistema inmunológico, regula el metabolismo y el apetito. El sueño brinda la capacidad de crear un espacio de realidad virtual, tal como sucede en la película de Gonfry. Y allí se combinan el pasado, el presente y la creatividad de cada persona.

Hay teorías más espirituales que consideran que en el sueño se pueden tener visiones a futuro, como si el ser humano pudiera desdoblarse y viajar en el tiempo, tanto hacia el pasado como hacia el futuro.

Walker examina cómo el sueño afecta al bienestar del ser humano y cómo es posible usar el sueño como una herramienta que permita mejorar el aprendizaje, el ánimo y aumentar la energía, prevenir enfermedades que van desde el cáncer hasta el alzheimer y reducir el envejecimiento permitiendo una mejor calidad de vida. 

Si pasaste una noche de insomnio sin poder dormir, sos consciente de lo mal que se siente empezar el día y poder lidiar con la rutina diaria. Lo mismo sucede si sufres de una enfermedad que te impide dormir. Es que el sueño es una necesidad imprescindible para la vida aunque los estímulos para no descansar sean cada vez más intensos.

Por eso, son cada vez más las personas que duermen mal y no conciben la idea de que dormir es una actividad fundamental. La mente no se conoce al 100% y los estudios sobre el cerebro seguirán brindando nueva información pero ya se sabe que dormimos por muchos motivos. Para poder mantener molecular y celularmente nuestro funcionamiento es una de los principales.

Cuando dormimos, se ensancha el espacio entre las neuronas y eso mejora la circulación del líquido cefalorraquídeo entre el encéfalo y la médula espinal, lo que permite la eliminación de residuos que son llevados al hígado para la desintoxicación.

También dormir y la regeneración que se produce en el sueño restaura la plasticidad neuronal durante las horas de vigilia. Es decir, la energía que consumen las neuronas durante el día para mantener conexiones adecuadas y producir sinapsis. Esto evita que te satures fácilmente y que puedas seguir aprendiendo cosas nuevas cada día. Pero, al mismo tiempo, consolida lo ya aprendido.

Es muy importante en el funcionamiento del ADN o en la epigénesis. En los extremos de los cromosomas hay porciones de ADN que están cubiertas por algo llamado telómeros, que son los que a medida que el tiempo pasa, determinan a qué velocidad envejecen y mueren las células. Esto puede verse afectado si la calidad y duración del sueño no son los adecuados.

El sueño tiene varias fases, por lo que no se trata solo de dormir sino de cumplir el ritmo de sueño completo para que todo lo mencionado suceda de la manera adecuada. Una persona no puede vivir bien si cada día se priva de las horas de sueño que necesita.

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Dormir: los hallazgos de la ciencia del sueño 

La salud depende del sueño. Aunque suene muy drástico, las últimas investigaciones lo indican.Una larga privación del sueño causará antes o después enfermedades distintas y hasta puede influir en el déficit de atención. Los problemas de sueño pueden ser los causantes de la depresión, ansiedad, problemas de concentración o de memoria, aumentar la predisposición a sufrir Alzheimer, cefaleas, causar obesidad y desequilibrios hormonales.

Es como si tuviéramos una máquina que produce, por ejemplo, clavos, encendida día y noche por un tiempo prolongado. La máquina, aunque sea hiper moderna, termina calentándose y dejando de funcionar. No resistirá si no se la detiene para poder realizar las tareas de mantenimiento que requiere. Con el cuerpo sucede algo similar.

La investigación científica reciente como parte de la ciencia del sueño reveló que no dormir las horas necesarias tiene repercusiones en toda la salud. Por eso, el libro de Walker recopiló lo que muchos científicos consideran que es necesario hacer para mejorar la calidad de vida durmiendo mejor.

Entre los consejos más destacados aparecen:

  • Establecer un horario estable de sueño, todos los días de la semana incluídos los fines de semana. Cambiar el horario de levantarse y de acostarse todos los días provoca confusión en el cuerpo y en el cerebro e impide la generación de un hábito. Los seres humanos somos propicios al hábito y gracias a este la especie logró evolucionar. No hay que dejar al sueño fuera de los hábitos.
  • Realizar ejercicio físico ayuda tanto en adultos como en adolescentes y niños. Hay estudios que demuestran la relación directa entre el ejercicio y un buen descanso. La clave es tener en cuenta el horario. Realizar ejercicio cerca de la hora de sueño generará un estímulo que impedirá el descanso y que puede provocar un desvelo.
  • Evitar los estimulantes es necesario para dormir profundamente. La cafeína, la nicotina o el alcohol parecen relajar al cuerpo pero lo excitan. Lo mismo sucede cuando la cena es muy abundante. Para evitar el insomnio, hay que evitar estas sustancias al menos 2 horas antes de acostarse.
  • Las siestas no deberían ser una costumbre si se sufre de problemas de sueño. Dormir cerca del horario de la cena causará insomnio o despertares nocturnos que romperán el ciclo de sueño en alguna de sus fases y causarán malestar.
  • Una rutina relajante para ir a la cama ayuda mucho a conciliar el sueño. Debe ser una rutina relajante que no provoque estrés. Por ejemplo, ver el noticiero o hacer un paneo por las noticias del día causará malestar o un estado de alerta. Se puede optar por meditar, por hacer ejercicios de respiraciones guiadas, leer, darse un baño caliente o masajear el cuerpo con aceites esenciales relajantes.
  • La habitación debe ser lo más confortable que se pueda. Un ambiente ordenado, sábanas limpias, una cama cómoda, poca luz, poco ruido, sin pantallas y una temperatura fresca son ideales para garantizar un sueño profundo.
  • Elegir la luz natural por sobre la luz brillante ayuda mucho. Los patrones de sueño se regulan con la luz natural, por eso hay que evitar la Led, de colores o los estímulos luminosos muy brillantes.
  • En caso de no poder conciliar el sueño, deberías salir de la cama, levantarte y realizar una actividad relajante que te permita volver a dormirte.

Estos son algunos de los hallazgos de la ciencia del sueño pero hay más. Son cada vez más los científicos que estudian el sueño y las pruebas que se hacen a nivel mundial para entender cómo funciona el cerebro y por qué es tan importante descansar. Aunque resulte ir contra la corriente, de respetar esta actividad vital depende tu salud. No hay que dejarla para lo último. Dormir es una tarea vital.