Hay colchones para todos los gustos, también los hay para quienes sufren de problemas en la espalda o en alguna otra parte del cuerpo. Un buen colchón puede salvar una espalda.
El dolor, en todas sus manifestaciones, afecta el cuerpo pero también lo que pensamos, lo que hacemos y lo que sentimos. No es lo mismo tener un día malo, libre de dolores, que atravesar las complejidades diarias con molestias físicas. Cuando hay un dolor agudo podemos sobrevivir mejor que cuando es crónico porque la persistencia nos termina agotando y angustiado.
Hay tres tipos de dolores: los causados por una lesión tisular (de los tejidos), los
neuropáticos o por lesión nerviosa y, lo que se deben a un sistema nervioso sensibilizado.
También hay dolores no especificados, que pueden tener causas psíquicas y emocionales. El dolor lumbar es uno de los más comunes y cubre todos los tipos de dolor que, también, muchas veces, se superponen. No diferencia clases sociales ni edades ni profesiones. Un dolor lumbar puede terminar siendo crónico o agravarse si no es tratado a tiempo con un médico.
En un artículo publicado en la revista The Lancet en el 2018 un grupo de médicos proveniente de varios países confirmaba que el dolor lumbar era la principal causa de discapacidad en todo el mundo. Y, que para el 2015 ya había aumentado un 54% el número de personas inactivas laboralmente por sufrir una discapacidad relacionada con la zona lumbar.
Aceptar el dolor siempre es el primer paso, especialmente, en la vorágine de la vida cotidiana en la que, en ciertas ocasiones, apenas reservamos tiempo para dormir y comer.

Autocuidado, para prevenir
La columna lumbar o la parte baja de la espalda, justo en la curva de la columna hacia el abdomen, empieza por debajo de los omóplatos y se extiende pasando el sacro. Está formada por tejidos blandos, articulaciones, vértebras y discos intervertebrales, entre otros.
Cada uno de estos elementos puede ser afectado por una mala alimentación, descansar poco, un trabajo físico intenso como, por ejemplo, ser albañil, plomero o limpiavidrios aéreos, sufrir estrés y, por no respetar el ciclo de vida. Si esto sucede, aparece el dolor lumbar.
Para tratar este dolor, también conocido como lumbalgia, hay distintos modelos. El biopsicosocial considera que se debe a una interacción entre factores psicológicos, sociales y biológicos, por ejemplo. Y puede tener implicaciones terapéuticas y motrices.
Es que una lumbalgia puede causar, también, molestias en las piernas y hasta cierta rigidez en los miembros inferiores del cuerpo, que dependen de nuestra columna. El dolor lumbar afecta directamente nuestra movilidad, mucho más que un dolor de cabeza porque podemos seguir en actividad pero si el dolor se agrava puede llegar a ser necesaria una rehabilitación. Además de todos los gastos médicos que eso implica.
Si nos duele el cuerpo y encima nos resulta difícil levantarnos de la cama, caminar largos trayectos, permanecer de pie o sentados en una determinada posición, nuestra salud psíquica también se ve perjudicada. Y, ya sabemos cuánto la angustia o “andar de capa caída”, como diría el refrán, afecta a nuestro sistema inmunológico.
Entonces, una molestia pequeña en la zona baja de la espalda, que crece día a día sin que lo notemos porque estamos siempre apurados puede convertirse en un dolor crónico o lumbalgia. Y a su vez, puede quitarnos movilidad. Y, además, afectar nuestras defensas.
Por eso, cada vez es más importante poder prevenir el dolor y mejorar nuestra calidad de vida si lo padecemos. El autocuidado sigue siendo la mejor herramienta con la que contamos y los detalles diarios son nuestra mejor arma.
¿Por qué el colchón afectaría a tu columna?
Un abdomen sostenido mientras caminamos, una espalda derecha mientras trabajamos frente a la computadora descomprimen mucho la zona baja de la espalda y pueden aliviar o prevenir molestias. Pero esto se logra, en gran medida, ejercitando el abdomen con movimientos específicos como los que pueden encontrarse en Yoga, Pilates y hasta boxeo.
En Yoga hay ejercicios destinados a fortalecer la zona abdominal para que esta pueda sostener bien nuestros órganos y no comprimir la zona lumbar.
Ahora que sabemos todo esto imaginemos lo siguiente: un cuerpo sin entrenamiento, que sufre el estrés de la ciudad, del contexto social y de la vida en general, duerme todas las noches en un colchón suave, que compró hace 20 años, que está bastante deformado con la figura de su cuerpo y que nunca fue ni siquiera rotado.
Si en ese contexto, una persona pudo dormir la cantidad de horas recomendadas para un buen descanso, invirtió en ese colchón 8 horas diarias de su vida durante 20 años. ¿Qué sucedió con su columna? Trabajó más para encontrar una posición saludable. Si no lo logró, seguro empezó a manifestar distintos dolores y sufrir distintas lesiones, especialmente, en la zona lumbar porque es ahí donde solemos apoyarnos para movernos, levantarnos, acomodarnos.
Si al dormir nuestras articulaciones necesitan buscar puntos de apoyo porque el colchón no los provee, se tensionan junto con los músculos y, presionan a los nervios. Por eso, la atención en los detalles diarios. Un buen colchón no solo evita todo este trabajo de la columna sino que también la ayudan a permanecer en eje. Un buen colchón puede mejorar la postura corporal, aliviar y prevenir dolores lumbares y permitirnos, así, un descanso reparador que beneficiará a todo nuestro sistema.

La columna, el descanso y la vida
Como ya te contamos, el centro neurálgico de nuestro cuerpo es la columna vertebral, es el sostén de nuestro esqueleto y el eje sobre el que nos apoyamos. Entre sus funciones están: la protección de los órganos internos, de la médula espinal y las raíces nerviosas, el sujetar ligamentos, tendones y músculos, la conexión de todo el cuerpo y la distribución del peso para que podamos tener equilibrio. Por otra parte, nos permite ser flexibles y movernos hacia adelante, atrás, a los costados y, almacenar minerales. Es el eje principal de nuestra estructura corporal.
Para la biodescodificación, la parte lumbar representa la base de esa estructura y, por lo tanto, nuestra identidad y las relaciones con los demás más allá del rol que tengan en nuestra vida. También es la zona donde se manifiesta la sexualidad, sobre la que uno construye su vida, porque abarca parte de los órganos sexuales, riñones, vejiga y parte del sistema digestivo.
Para el Yoga es fundamental crear espacios entre las vértebras y ejercitar la flexibilidad de la columna porque es, en esta disciplina, el eje de la vida y. la meditación depende de ella.
Para el médico Yhom Thanm Mnegom Po, en consonancia con lo que ya había planteado Hipócrates, en la columna vertebral puede encontrarse el origen de todas las enfermedades.
Por eso, empezó a enseñar con Danasla, un médico nepáles, lo que llamó Praxis Vertebralis en el siglo V, en el Tíbet. Esta técnica manual basada en una práctica milenaria, le devolvía a la columna su postura saludable y su alineación y permitía que la médula espinal funcionara correctamente mientras la energía corriera desde la cabeza hasta los pies. Un desplazamiento aunque sea mínimo de una vértebra puede causar diversos trastornos como sucede cuando una ficha del dominó cae sobre otra y esta sobre otra y así hasta afectar a todas las piezas.
Si de la columna depende nuestra calidad de vida, es hora de empezar a cuidarla.
¿Cuál es la mejor opción de colchón para lumbares que duelen?
Los colchones suaves o poco firmes desmejoran la postura corporal y, por lo tanto, no le hacen bien a nuestra espalda. Hay médicos que recomiendan los colchones más firmes pero, en el 2003, en un estudio metodológico de Trust Source y en la revista The Lancet, ya mencionada, se descubrió que, en algunos casos de lumbalgia, los colchones semi rígidos pueden ser más beneficiosos que los firmes.
Si tomamos la clasificación del 1 al 10, un colchón recomendado para las zonas lumbares está entre 7 y 8, siempre dependiendo del peso corporal, de las personas que dormirán (pareja, hijos pequeños) y si hay o no mascotas.
La nueva tecnología aplicada a la hora del sueño nos brinda colchones diseñados por zonas, con más o menos soporte al cuerpo, que se adaptan a la posición habitual de sueño y a nuestra espalda o, que equilibran la zona lumbar con la zona alta y nos garantizan una mejor comodidad y calidad de sueño. Hay, también, materiales nuevos como espuma viscoelástica cubierta con europillow, distintos tipos de resortes, telas jackard matelaseadas, estabilizadores laterales y tejido de punto que ofrecen un mayor confort pero también ayudan a cuidar nuestra columna.
Si bien la comodidad es una cuestión muy personal, hay pequeñas guías para elegir el colchón que mejor se adapte a cada uno de nosotros.
- Una postura correcta es fundamental a la hora de dormir. Entonces, el colchón elegido debe mantener nuestra columna en perfecta alineación y relajada. Lo ideal es que podamos apoyar tanto el cuello como la zona baja de la espalda para prevenir molestias o sanar las que ya padecemos.
- La forma de nuestro cuerpo también influye. Si tenemos caderas más estrechas, un colchón firme nos permitirá mantener la alineación.
- Si dormimos boca arriba y usamos una almohada debajo de las rodillas para mantener la curvatura lumbar, necesitamos un colchón de densidad media o semirígida, lo mismo si dormimos en posición fetal pero deberíamos optar por un colchón con estabilizadores laterales.
- El peso corporal es otro factor porque el colchón no debe deformarse y, cumplir la función de alinear nuestra columna.
Siempre va a depender de cómo cada uno sienta el colchón, de la adaptación al cambio de cama y del estado de nuestra columna. Pero, con estas recomendaciones y, acudiendo al asesoramiento de los expertos, podemos aliviar nuestros dolores lumbares o prevenirlos, mantener nuestra columna en un buen estado y, garantizarnos un buen descanso cada noche, que es lo que necesitamos para mantenernos saludables.
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