Las “Siete D” para dormir bien

Dormir bien

Es posible que muchos crean que para dormir bien solo se requiere un lugar donde recostarse y ocho horas disponibles. Lo cierto es que, un buen descanso, necesita de una preparación integral.

¿Te ha pasado de llegar a casa cansado, después de un día largo, y no lograr dormir bien?

¿Cuánto tardas en conciliar el sueño?

¿Cuántas veces te despiertas en la noche? Si te despiertas, ¿puedes volverte a dormir con facilidad?

¿Duermes, pero te levantas a la mañana con sueño, ojeras o mal humor?

Si algunas de estas cosas te están ocurriendo es señal de que no estás descansando como corresponde y eso afecta a tu calidad de vida en un sin fin de factores.

Para revertir la situación de un mal sueño deberás intervenir en tu rutina y aprender hábitos que permitan que tu descanso sea saludable y cumpla una función reparadora para iniciar una nueva jornada. 

En esta nota te compartimos sobre:

  • La importancia del buen descanso.
  • El método de las siete “D” para dormir bien.
  • Conclusiones.

La importancia de dormir bien

Sabemos que dormir bien es una necesidad básica y fundamental para vivir.

Posiblemente sabés que el alimento que ingerimos permite nutrir y abastecer cada célula para poder marchar como corresponde; o también que el oxígeno que ingresa a los pulmones, reparte por la  sangre toda la energía que los órganos y tejidos requieren para funcionar.

Pero, ¿qué sabes de la función que cumple el descanso?

El buen descanso permite al cuerpo renovar sus tejidos, lo que de alguna manera significa que a través del sueño crecemos y fortalecemos a nuestro sistema inmune.

De igual forma, nos permite procesar lo vivido durante el día siendo esto indispensable para el uso de la memoria y el equilibrio emocional. 

Cuando dormimos la máquina no se apaga. Por el contrario, al dormir permitimos al cuerpo seguir trabajando y realizar aquellas tareas que no podría hacer si tuviésemos los sentidos activados.

Nuestro organismo espera el momento del sueño para limpiarnos y equilibrarnos a nivel físico y emocional.

Por eso, una persona que no se permite, o no puede, dormir bien, tiende a tener un sinfín de problemas: posiblemente se enferme con mayor facilidad, sea iracundo, tenga mala memoria, dificultad para procesar nuevos aprendizajes y pierda sus habilidades sociales.

Algunos estudios sugieren que aquellos que no descansan bien, tienen más probabilidades de vivir accidentes domésticos o automovilísticos. En otras palabras, afecta a la concentración, la percepción de los sentidos y la agilidad del cuerpo.

A largo plazo, la falta de sueño puede provocar diversas enfermedades mentales como depresión, paranoias y alucinaciones. También se encuentra asociado al mal de alzhéimer, párkinson, sobrepeso y patologías cardiacas.

Pero una persona bien descansada es alguien totalmente diferente. Al permitir al cuerpo trabajar en su favor, se levanta renovada. Puede retener nueva información sin dificultad, lo que le permite enfrentar los problemas, conflictos y exigencias cotidianas con mayor éxito.

Es una persona que tiene deseos de socializar, de hacer amigos y pasarla bien. Puede disfrutar de la vida, porque tiene la energía para hacerlo, como también, todos los sentidos activados para compenetrarse en cada experiencia.

Un individuo bien dormido tendrá una cara más limpia, sin ojeras y más iluminada. Será más saludable en todos los aspectos, a nivel físico, mental y emocional. 

Cuando un bebé tiene sueño, posiblemente lo exprese a través del llanto y el berrinche. Para calmarlo sus padres tendrán que interpretarlo, tranquilizarlo, bajar las luces y, con mucha paciencia, hacerlo dormir.

En el mundo adulto, esto no es muy diferente. La falta de sueño da señales similares solo que las expresamos de maneras distintas. Dejar pasar las señales, que no son otra cosa que el cuerpo pidiendo “socorro”, sería un gran error.

El mal humor, la irritabilidad y la mala memoria deben saberse interpretar para poder atenderlas a través del buen descanso. De lo contrario, el desequilibrio se profundizará hasta no poder dar marcha atrás.

Como hemos visto, la función fisiológica del sueño es tan indispensable como comer y respirar. Por supuesto que una persona podrá dejar de respirar por unos segundos o ayunar por unos días sin franquear. 

De la misma manera, puede dormir mal por un periodo de tiempo sin sufrir de sus efectos. Pero eso no significa que deba darle menos importancia. Tarde o temprano, los problemas por dormir mal se manifestarán.

El método de las “siete D” para dormir bien

El método que vamos a compartir fue creado por una experta en descanso saludable llamada Jana Fernández.

Ella era una mujer que trabajaba sin descanso hasta que su cuerpo dio claros indicios de agotamiento. A partir de allí, entendió el valor fundamental de dormir bien y decidió aprenderlo. Tuvo tanto éxito que resolvió compartir su recorrido escribiendo el libro “Aprender a descansar”.

Hoy es una referente del sueño en todo España dando clases y conferencias sobre su método para dormir bien. Lo más increíble es que su propia vida es la garantía de que el método funciona. 

Para empezar a ocuparnos en pos del buen descanso, es importante entender que existen múltiples factores que lo condicionan, como el estrés, la comida y el entorno.

El método de las “sietes D” plantea aquellos elementos que tiene que tener tu jornada para que logres a la noche dormir bien. Estos son:

Decisión para dormir bien

Este es el factor inicial. Para dormir bien debes decidir hacerlo. Si no te importa lo que significa el descanso para tu cuerpo y te da igual descansar que no hacerlo, posiblemente no trabajes para lograrlo.

Decidir un buen descanso implica colocarlo dentro de tus prioridades y darle un espacio en tu agenda. Ese lugar no será un fragmento de ocho horas, más bien, serán hábitos que desarrollarás durante todo el día.

Lo que hagas, o no hagas, en las horas que te encuentras despierto determinará tu descanso, y solo tú puedes decidir cómo prefieres hacerlo. 

Disciplina

Hemos hablado de hábitos que tendrás que aplicar durante el día para lograr dormir bien.

Un hábito requiere de disciplina. No es un día aplico, un día no. No es: esto lo haré durante la semana, pero me saldré de ello los fines de semanas.

Hábitos como comer bien, hacer deporte o desconectar, demandan de constancia y permanencia. Si lo logras, pronto verás cómo repercute eso en la forma en que tu cuerpo responde al descanso.

Dieta y deporte

Es importante cuidar tu dieta para dormir bien. Sobre todo, la alimentación de la noche, que debe ser liviana o, al menos, alejada de la hora de descanso.

El deporte es otro factor indispensable. Tu cuerpo necesita moverse, cansarse, para poder reparar. Una rutina de, al menos, 20 minutos diarios hará la diferencia. Antes de dormir, también te sugerimos hacer algunos ejercicios de estiramientos. 

Dormir

Esta es la parte fundamental del método. Aunque parezca obvia tiene algunos elementos que poco le prestamos atención.

Dormir implica un entorno adecuado para hacerlo. El lugar ideal para dormir bien es aquel que tiene las luces tenues (o es completamente oscuro), silencioso, con un clima adecuado, un colchón o somier cómodo y sábanas limpias y de buena calidad.

Todos estos aspectos suelen llamarse con el nombre de “higiene del sueño”. Puedes contar con nosotros como un socio para ayudarte a que estos detalles se lleven a la práctica a la perfección.

Desacelerar

Un auto que viene a una velocidad de 100 kilómetros por hora, difícilmente pueda frenar de manera inmediata. Requerirá, además del freno, algunos metros para detenerse.

De igual manera, es importante que tengas presente este aspecto. No pretendas conciliar el sueño de manera instantánea si no has trabajado una desaceleración donde tus sentidos de a poco pueden apagarse.

Generar rituales de descanso te ayudará a lograrlo. Comienza tu periodo de sueño por lo menos media hora antes bajando las luces, apagando la música, leyendo un libro o meditando. Al poco tiempo, estos rituales serán la forma que tu cuerpo interprete que la hora de descanso ha llegado.

Desconectar

Es difícil dormir bien si tu mente no está en la cama.

Desconectar es un gran desafío porque nuestra cultura elogia el poder hacer varias cosas a la vez. Pero para dormir esto no funciona (y para muchas otras cosas tampoco).

Busca momentos durante el día para desconectarte y, entonces, en la noche te será más sencillo. En la jornada laboral tomate un break para charlar con un amigo o tomarte un café en silencio.

Todo esto te ayudará a dormir más rápido y profundo.

Disfrutar de la vida

Por último, disfruta de dormir.

No atiendas a tu sueño como una obligación o pérdida de tiempo. Disfruta del espacio que te estás dando a ti mismo. Piensa en los beneficios y busca formas de hacerlo cada vez más placentero.

Conclusiones

Nunca será lo mismo para el cuerpo dormir bien que dormir mal. Una persona que no descansa saludablemente, atenta contra su calidad de vida a corto y largo plazo, aunque con mayor nivel de gravedad a medida que pasa el tiempo.

El método de las “siete D” para dormir bien son factores que deberás atender durante el día para lograr descansar correctamente durante la noche: Decisión, disciplina, dieta y deporte, dormir, desacelerar, desconectar y disfrutar.

Si sigues estos consejos, de seguro lograrás un sueño reparador.