Qué tener en cuenta para elegir lo mejor entre todas las opciones.
El proceso de buscar una nueva cama genera mucha expectativa. Todo el mundo quiere dar con el colchón ideal, ese que desde el primer momento se sienta perfecto en cada parte del cuerpo y que garantice unos cuantos años de buen descanso.
Observando en internet las imágenes de los modelos es muy fácil imaginar la firmeza del colchón, la suavidad de sus telas, la forma en la que se amolda a la postura y todos aquellos detalles que provocan soñar despierto, deseando una noche de relajación total y profunda.
Romanticismo aparte, a simple vista todos los colchones lucen espectaculares. No se puede distinguir cuál es la mejor alternativa sólo con mirarlos o basándose simplemente en el precio. Es necesario conocer cuáles son las características que los diferencian y cómo decidir en base a las necesidades personales.
El mercado está lleno de opciones para todos los gustos. Los colchones se fabrican con distintos materiales, a través de procesos de elaboración diversos, brindando resultados que pueden variar muchísimo la experiencia final de cada consumidor.
Es que cada quien necesita algo en particular al momento de dormir. Por eso existen formatos de cama distintos, con sus comodidades y ventajas. Si no tenés muy en claro qué es lo que precisás saber para darte el descanso posible, en este artículo vas a conocer cuáles son las cinco preguntas que tenés que responder para comprar el mejor colchón:

¿Cuán firme querés que sea tu colchón?
Por una cuestión de salud, todos los colchones tienen que tener un mínimo de firmeza indicado, lo suficiente para sostener correctamente la columna y mantenerla en una posición distendida. Una cama con poco soporte puede traerte indeseables problemas de espalda en el futuro, o agravar condiciones preexistentes.
Con este límite como base, las colchonerías ofrecen productos que cubren una amplia gama de preferencias, desde lo blando hasta lo más duro, siempre dentro de los estándares permitidos. Un colchón con las condiciones adecuadas puede ponerle fin a tus dolores de cuello o eliminar para siempre esos nudos de tensión acumulados.
Lo central es que pruebes los distintos grados de firmeza hasta que encuentres tu favorita. Por lo general ya tenés una noción de lo que te gusta más en base a la experiencia de tus camas previas. Si de todas formas no sabés qué preferís, podés preguntarle a tu familia o amigos cómo son sus camas y comparar.
¿Dormís solo o acompañado?
Tener en cuenta el peso total que se apoyará sobre el colchón es muy importante para aprovechar al máximo la vida útil del producto. Las camas indican hasta cuántos kilogramos pueden soportar y se deterioran más rápido si ese límite se sobrepasa.
Esta información es especialmente útil para aquellos padres que quieren comprarle colchones a sus hijos en crecimiento. Aunque no es posible calcular con exactitud cuánto crecerá un niño, tener estos detalles en cuenta te permite maximizar el tiempo de utilidad propio de la cama.Para las parejas también es importante saber esto, porque el peso combinado de los dos puede necesitar cierta medida de colchón en especial.
Las especificaciones estándar de las camas están preparadas para soportar, en el caso de un colchón de una plaza, hasta 120 kgs, y en el caso de una de dos, hasta 180 kgs. Puede parecerte demasiado pero no está demás incluir a tus mascotas en el conteo, si es que siempre duermen con vos. Dos personas y un perro pueden superar el tope indicado, por lo que sería mejor optar por una Queen o King Sizes para que todos descansen contentos.
También es necesario contemplar el ancho y el largo del colchón para tener la máxima comodidad. En el caso de una cama compartida, las dos personas tienen que poder acostarse con las manos detrás de la cabeza, sin que los codos de cada uno se toquen entre sí. Esto asegura que podrán moverse por las noches evitando choques o incomodidades.
Lo mismo sucede para los colchones de una plaza, ya que existen formatos más angostos y otros más anchos diseñados para distintos tipos de soporte, como las camas con listones de madera o los sommiers.

¿Sos caluroso o friolento por las noches?
La temperatura corporal influye en la calidad del descanso. No sólo por la clase de sábanas y frazadas que utilices o la calidez de la habitación, sino por el tipo de colchón sobre el que estés recostado.
Algunos colchones vienen con tecnologías diseñadas para mantener las fibras en constante aireación. Esto mantiene alejados a los ácaros al tiempo que proporciona una sensación de frescura constante. Están especialmente indicados para zonas geográficas que se mantienen cálidas la mayor parte del año.
Otros, sin sacrificar ventilación, poseen materiales que mantienen el calor contenido para ofrecer una experiencia de calidez desde el momento en el que te metés entre las frazadas hasta que te levantás. Son ideales para países con temperaturas frías o inviernos muy crudos.
Luego están los “intermedios”, que se adaptan al calor corporal y ambiental sin volverse especialmente frescos o calurosos. Pueden funcionar bien en cualquier clima y servirle a aquellos que no sufren particularmente por el calor o el frío.
Si dormís con tu pareja es preciso que puedan encontrar una opción que les funcione perfectamente a los dos, en combinación con las sábanas y frazadas apropiadas. En la actualidad algunos colchones de última generación traen incorporados sensores termodinámicos con sistemas de calefacción interno, que se autorregulan con el correr de las horas.
Aunque esta alternativa está entre las camas de lujo, hay muchísima variedad en todos los rangos de precio como para elegir un modelo acorde a las necesidades de ambos, sin que uno de los dos tenga que terminar completamente destapado o con frazadas extra de su lado de la cama.
Otro dato a tener en cuenta es que, según diversos estudios científicos, la temperatura ideal de la habitación tiene que estar entre los 15 y los 22 grados centígrados. Es el clima perfecto para alcanzar un sueño reparador y descansar con tranquilidad.
¿Cuál es tu postura para dormir?
La forma en la que te acostás define cuál es el colchón que necesitás, porque tiene que permitirte acomodarte en esa posición y dormir profundamente, sin dejar de sostenerte de forma adecuada.
Ya sea que duermas de lado, boca arriba, boca abajo o gires varias veces durante la noche, lo mejor es que tengas un colchón con el que puedas adoptar tu postura cómoda sin problemas.
Para quienes duermen de lado o boca abajo, lo mejor es elegir un modelo más blando, que se hunda un poco más en los distintos puntos de presión. Para quienes se acuestan boca arriba, un colchón más rígido puede ser el indicado, ya que contribuye a mantener la espalda recta y el cuello bien estirado.
No busques comprar un colchón para cambiar tu postura, porque no es lo más recomendado. Si dormís en una posición que te está incomodando, lo mejor es que vayas adaptándote poco a poco a dormir de otra forma, con la ayuda de almohadas y almohadones.
El proceso puede llevarte un tiempo, quizás un mes o más hasta que te sientas completamente cómodo. Una vez que te acostumbres a tu nueva pose y pases un buen tiempo durmiendo así, podés cambiar el colchón si sentís que es necesario.
¿Cuál es tu presupuesto?
Saber de antemano cuánto planeás gastar o qué monto tenés disponible para tu nuevo colchón puede facilitarte mucho la decisión. Si conocés cuál es tu rango de precios elegir el modelo indicado puede ser mucho más rápido y sencillo.
La variación de precios es amplia, podés conseguir un buen colchón a muy bajo precio o elegir uno de lujo con muchísimas comodidades extra. Lo central es que tenga todo lo que precisás y que lo pruebes lo suficiente antes de hacer tu compra.
Para ello, recostate durante unos minutos en la colchonería sobre todos los modelos que te llamaron la atención. Con cinco minutos descansando en tu posición favorita, acompañado de una almohada parecida a la tuya, podés tener un panorama bastante claro de las comodidades del colchón. Si pasa ese rato y no te sentís cómodo, es porque no es para vos.
Si tenés en cuenta estas cinco cuestiones, vas a dar con la cama adecuada para vos, tu pareja o tus hijos. Lo mejor de todo, es que así podrás asegurarte al menos ocho años de sueño saludable y profunda comodidad. Tener el mejor descanso posible te ayuda a renovar tus energías cada día, sintiéndote contento, pleno y saludable.
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