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Home office: Todo lo que un buen colchón y una buena almohada pueden hacer por vos.

Dormir bien

Sácale provecho a trabajar desde casa sin descuidar tu espacio personal.

El fenómeno del trabajo desde casa llegó para quedarse. Esta modalidad laboral, que estuvo en alza durante los últimos años, aceleró su proceso debido al aislamiento provocado por el Coronavirus a nivel mundial. 

Como los espacios públicos tuvieron que mantenerse cerrados, organismos de gobierno, firmas privadas y todos los establecimientos educativos mudaron sus actividades a entornos virtuales, como videoconferencias, plataformas de aprendizaje, videos y apps de tareas colaborativas. 

Miles de personas alrededor del globo continuaron con sus empleos de manera online, por lo que la casa se convirtió al mismo tiempo en oficina y escuela. A esto se le suma una buena cantidad de horas de pantalla más, entre charlas con familia y amigos, películas, series, videojuegos y streamings. 

Algunas de las características del home office son muy beneficiosas, tanto para las personas como para la economía de las empresas. Por un lado, el ahorro que supone dejar de mantener oficinas físicas es dinero que se invierte en otros aspectos de las compañías. Por otro, la posibilidad de tener un entorno más relajado y personalizado aumenta la productividad de los trabajadores.

Pero, para que esto sea efectivo, es necesario hacer algunos ajustes en el espacio laboral y las rutinas diarias. La transición entre trabajo físico y virtual fue realmente difícil para muchos, ya que ni los hogares ni los hábitos estaban preparados para tantas horas de conectividad. 

Todo cambio -y más si se da de forma abrupta- necesita su tiempo de proceso hasta volverse parte de la cotidianidad. Por eso, es necesario conocer qué es lo más conveniente para la salud e incluirlo en el día a día. Puede costar un poco al principio, pero los beneficios no tardarán en hacerse notar. 

Muchas personas tuvieron que tomar conciencia e imponer ciertos límites, porque su home office se volvió más “office” que “home”: trabajaron mucho más que antes y el resto de sus actividades se vieron afectadas o directamente desplazadas por asuntos laborales. 

Si no lo controlás, llevar el empleo a casa puede transformarse en comer, bañarse y acostarse con los pendientes en la cabeza. Es muy necesario delimitar los tiempos y darle a cada cosa su espacio. Divertirse, aprender algo nuevo, disfrutar con los seres queridos y relajarse es igual de importante que ser productivo.

Por eso, si te gusta la idea de trabajar desde casa o ya sabés que tu empresa lo va a mantener pasada la pandemia, el relax tiene que ser protagónico en tu rutina. Es vital que te des los momentos necesarios para desconectar, aquietar tu mente y por supuesto, dormir profundamente. 

Con estos tips vas a poder transformar tu día a día con hábitos y ambientes más sanos, donde tu vida laboral y personal logren el equilibrio que necesitás para sentirte pleno, motivado y satisfecho:

home office

Colchón, almohadas y habitación

Si hablamos de relajación, tu colchón y almohadas se convierten en las estrellas de esta historia. Son cruciales a la hora de asegurarte un descanso óptimo y un feliz despertar. Si no les prestaste mucha atención últimamente, es hora de que revises en qué estado se encuentran y le des una vuelta a la forma en que los considerás. 

Para empezar, un buen colchón es fundamental en tu descanso y el responsable de que tu columna se apoye como corresponde, evitando dolores de músculos, huesos y articulaciones. 

Existe un tipo de colchón para cada cuerpo y postura al dormir. Pueden ser más rígidos o más suaves, dependiendo de tu gusto, pero lo central es que tengan el tamaño adecuado y te ofrezcan el soporte que precisás. 

Si te quedás dormido de costado o boca abajo, una cama más blanda te ayudará a mantener tu columna bien posicionada sin aumentar presión en puntos específicos. Para dormir boca arriba, también podés utilizar algo un poco más duro que te brinde sensación de estabilidad.

En cualquier caso, tus brazos y piernas tienen que quedar completamente extendidos sobre la superficie. Si dormís en pareja, la manera de comprobar el tamaño es tumbándose cada uno en la cama, con los brazos detrás de la cabeza. Si los codos no se tocan y los pies no “cuelgan”, entonces tiene las medidas perfectas.

Elegí un colchón hecho con materiales respirables, que permitan la circulación del aire manteniendo a raya la formación de ácaros. Recordá que lo mejor es limpiarlo mensualmente, utilizando una aspiradora y aerosol anti bacterial.

Las almohadas también cumplen una función importantísima, ya que sostienen suavemente tu cuello y cabeza. Una mala almohada puede ser la responsable de tus contracturas y de dolores cervicales diarios. 

Existe una amplia gama de almohadas en el mercado. Si tenés la oportunidad, lo mejor es que pruebes las variedades durante unos minutos antes de elegir. Algunas vienen especialmente diseñadas para dolores específicos, para utilizar entre las piernas o para corregir problemas posturales. 

Podés optar por tener más de una almohada, como por ejemplo una cervical y una tradicional, y usarlas conforme lo necesites. También se utilizan para modificar la postura al dormir, colocándolas alrededor del cuerpo, bajo la espalda o las piernas. Esto te ayudará a descansar en una posición más beneficiosa y relajante.

Por último, para balancear positivamente el trabajo y el descanso, es necesario que tu dormitorio se convierta en una “zona de relax”. Eso significa que el trabajo, los pendientes y las responsabilidades se quedan afuera de tu cuarto y especialmente, de tu colchón.

¿Trabajar desde la cama? Cancelado. ¿Responder mails acostado? Imposible. ¿Repasar lo que tenés que hacer mañana antes de dormir? Ya no. Esto te puede parecer toda una hazaña al principio, pero tiene resultados tan positivos para tu salud física, mental y emocional, que vas a querer probarlo.

Es parte de delimitar qué tiempo le vas a dedicar a cada cosa y cumplirlo en horario: El trabajo se atiende en horario laboral. En el dormitorio, es momento de relajarte, tener intimidad con tu pareja y por supuesto, dormir plácidamente. Incluso conviene reducir o evitar el uso de pantallas en la cama, ya que su luz azul te mantiene despierto.

Algunos expertos señalan que la manera de lograr esto es “bajando los decibeles” cuando empieza a caer el sol. Siguiendo los ciclos circadianos, es mejor hacer el grueso de las actividades con la luz del día, y pasar a tareas más relajantes o recreativas antes de dormir. 

Por lo tanto, es necesario poner un límite al horario de trabajo, darse unos minutos para distender y de allí pasar a actividades personales: quizás aprender algo nuevo, socializar, cuidar tu jardín, dedicarte a un hobbie, hacer ejercicio, tener un tiempo personal, lo que más te guste. 

Al menos una hora antes de dormir, es apropiado dejar de utilizar pantallas. Quizás leer un poco, jugar juegos de mesa, tomar una taza de té, acariciar a tu mascota o conversar con tus seres queridos. Cuanto más tranquila sea la actividad, más te ayudará a descansar por la noche.

No siempre se pueden elegir los horarios a gusto personal. A veces no queda otra que trabajar durante la noche, en turnos cortados o rotativos. Si este es tu caso, sigue siendo prioritario que determines tu tiempo personal y no lo pospongas. Cuando sea momento de descansar o divertirse, hacelo con la responsabilidad con la que te tomás la jornada laboral. 

Ya se mencionó que el uso sostenido de pantallas tiene efectos contraproducentes en el descanso. También afecta la salud de tus ojos, tu postura, tus niveles de concentración y en algunos casos, de estrés. 

Si tu empleo exige muchas horas de pantalla, no olvides tomar pequeños recreos para estirar el cuerpo y descansar la vista. Unos diez minutos por cada hora de trabajo pueden cambiar radicalmente tu forma de sentirte.

Además, es muy beneficioso que en tus momentos personales, elijas actividades que no incluyan el teléfono o la laptop. Si pasás ocho horas frente a la pantalla trabajando y otras tres horas mirando una serie, en esencialmente la misma situación. El contenido y los niveles de concentración cambian, pero la escena es igual.

Por eso y en la medida de lo posible, es ideal que tu trabajo quede circunscripto a un lugar especial de la casa. Un sector de la mesa, una habitación, incluso un rincón del living pueden servirte, siempre y cuando lo utilices sólo para eso. Que el resto de tus cosas (aunque también incluyan la computadora) se desarrollen en otro ambiente de la casa, te ayuda a desconectarte mentalmente de lo laboral. 

El equilibrio es clave para sentirte cómodo en lo profesional y en la intimidad de tu hogar. Por eso, un descanso apropiado es clave tanto para tener el relax que te merecés, como para darte el impulso que necesitás. Con estos consejos, vas a poder llevar adelante tu home office de forma ordenada y tranquila, dándote el tiempo apropiado a cada uno de los aspectos de tu vida.