photo of woman in white tank top lying on bed

¿Hablás mientras dormís? Te contamos con quién estarías comunicándote

Dormir bien

En ocasiones, y con la excusa de tener un buen descanso, sobre todo profundo, mantenemos un diálogo que, para quien lo escucha, pareciera difícil de identificar si estamos despiertos o no. Enterate en este artículo qué es lo que en realidad está pasando durante esos diálogos somnolientos.

Seguramente, en algún momento de tu vida, te pasó algo de esto: Hablaste mientras dormías con una claridad de ideas y pronunciación increíble, te despertaste pero sin entender si seguías durmiendo o realmente ya estabas despierto, un sonido como el del despertador se introduce en tu sueño y te saca de un plano para trasladarte al otro, y muchos escenarios más. 

Pareciera que mientras dormimos vivimos una experiencia paralela a la real, pero con muchas sensaciones similares a la realidad. ¿Esto es bueno o malo? ¿Es posible que no descansemos bien por esto? ¿Es normal hablar dormidos?

La mayoría de personas habla mientras duerme. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, un 66% de personas lo hacen. Si sos uno de ellos, no te preocupes. Esas personas no suelen recordar qué dijeron o con quién hablaban. Lo sorprendente de esta situación es que, de acuerdo a la mirada analítica a la que acudamos, es probable que siempre estemos hablando con nosotros mismos aunque sean muchos los personajes que circulen en el sueño. 

Vos sos el protagonista y, también, el enemigo tanto como los actores secundarios. Aunque los encarnes en personas de tu círculo más cercano, algunas teorías indican que hablan de vos. El problema, entonces, es por qué no recordamos lo que decimos y por qué, tan pocas veces, nos levantamos y podemos darnos cuenta detalladamente de lo que soñamos.

¿Qué sucede cuando soñamos?

Las pesadillas, los sueños agotadores, las discusiones que nunca tuvimos en la vida pero sí en el mundo onírico, los gritos y los grandes discursos pueden ser factores importantes de insomnio afectando nuestro correcto descanso. Pero, también, son puertas de entrada a lo que guardamos y no sabemos, lo que olvidamos para poder seguir, o lo que soportamos con nuestro cuerpo pero no desde nuestro inconsciente.

El estado de vigilia, que es cuando estamos despiertos, especialmente en las horas destinadas al sueño, depende de todos los estímulos nerviosos que se envían desde nuestras retículas. Es un estado en el que somos conscientes de lo que hacemos y decimos. La memoria, el lenguaje, los instintos, las emociones y la atención, entre otros, expresan el estado de vigilia, que es un estado de “estar alerta”. 

Este estado es el que tiene que empezar a disminuir para que logremos entrar en el sueño. Si logramos dormir muy profundo y, de repente, algo o alguien nos despierta, gozaremos de un breve estadío de “estar alertas”. El primer estadío del dormir se caracteriza por la presencia de un sueño ligero, con un ritmo lento. Cuando llega el sueño profundo, el ritmo sigue lento pero se empieza a producir una especie de estado que se llama atonía (como si nos faltara tono muscular). Este es el estado REM, el lugar del soñar. 

Acá podemos cambiar de posición, alucinar, experimentar una infinidad de emociones, sentir y pensar, se pueden y suelen acelerarse nuestra respiración y ritmo cardíaco. Acá podemos sufrir lo que se descubrió recientemente que son los llamados “microdespertares”, en los cuales hablamos dormidos y podemos responder a preguntas simples aunque no recordemos nada de esto al despertar.

hablar al dormir

Distintas teorías

En su teoría psicoanalítica, el médico neurólogo Sigmund Freud, de origen austríaco, estableció que en el sueño, todas las personas realizan aquello que inconscientemente desean. 

Por eso, para Freud, los sueños eran un camino directo a recorrer el inconsciente, a descubrirlo para poder sacar a la luz lo olvidado, lo negado, lo escondido. Se supone que en los sueños manifestamos nuestro no reconocido objeto de deseo. Puede que en la noche, en nuestros sueños, aparezcan personas que no conocemos, figuras extrañas, que nos dan miedo o nos provocan amor, imágenes reales o desconocidas. Puede que les hayamos dado vida con elementos muy originales pero ahí se esconde, para el Psicoanálisis, algo que debemos resolver o, al menos, mirar sin huir.

Todos los personajes, todos los elementos que están ahí, en los sueños, para técnicas como la Gestalt nos representan. Y todos tienen un mensaje sobre nosotros, nuestra personalidad, nuestros conflictos. Ahí podemos obtener información que nos permita conocernos más, evolucionar espiritualmente. Suelen ser partes de nosotros que no podemos reconocer y que, por eso, extrapolamos a otros.

Yoga Nidra

En la técnica del Yoga Nidra o “Yoga de los sueños”, el objetivo es alcanzar el estado subconsciente del sueño pero estando completamente conscientes, cómo si estuviéramos despiertos. Es un estado en el que estamos conscientes en un nivel muy profundo que tiene como objetivo el cese de la actividad mental y la obtención de paz y claridad.

Por eso, tanto como sucede en el sueño, en la práctica se calma la ansiedad, el estrés y el agotamiento, entre otros. A través de una visualización, quién guíe la práctica nos podrá llevar por distintas escenas cotidianas o inventadas, emociones y pequeños momentos de la vida para poder atravesarlos de manera lúcida. El visualizar esas situaciones nos permite tener lo que se puede considerar una descarga del inconsciente en un estado de completa quietud y silencio. 

Cuando estamos muy estresados o, simplemente, en el día a día esta práctica funciona para aquietar nuestra mente y para poder ver bien adentro de nosotros cómo estamos, qué sentimos, qué estamos viviendo. El subconsciente está bien activo y a través de una guía logramos ver todo aquello que no podemos reconocer de manera consciente en nuestra vida. 

El Yoga Nidra se practica gracias a Swami Satyananda Saraswati, que lo adaptó y le dió un marco sistémico en la década de 1960. Si bien esta práctica puede ayudarnos a ser cada vez más conscientes de lo que hay por debajo de nuestra consciencia pero es probable que, recién después de muchísimos años de práctica, logremos desarrollar “el testigo” o el estar despiertos durante toda la guía  de Yoga Nidra. Y, será recién ahí que lograremos extrapolar esos estados de consciencia al sueño para controlar lo que decimos o hacemos. Se cree que el Yoga Nidra, con una práctica constante, puede permitirnos tener “sueños lúcidos”.

yoga

Entonces, ¿qué sucede cuando hablamos en voz alta?

Una parte de nosotros se expresa libremente porque sabe que no será juzgada ni controlada. En algunos casos, la expresión es el habla, en otros, es el movimiento como por ejemplo en el sonambulismo. Algunas veces, la expresión elegida nace por sonidos del ambiente que nos influencian aunque no lo sepamos. Puede ser la alarma de un auto que suena a la noche, un timbre, nuestras mascotas caminando, o lo que nuestro oído capta y nuestro sistema intercepte como una señal.

Cuando hablamos en voz alta, estamos teniendo una parasomnia o un pequeño trastorno de la conducta durante el acto de sueño, una interrupción breve, no deseada, que es muy frecuente. A veces sucede por comer más de lo que acostumbramos antes de ir a dormir, por cenar muy cerca de la hora del sueño, por beber alcohol, mucho estrés, un medicamento nuevo, cambios en nuestra vida que nos está costando apropiar y todo lo que se nos ocurra que puede ser difícil a nivel inconsciente. Entonces, lo que hacemos es soñarlo, hablarlo para expresarlo de algún modo. 

¿Podemos controlar con quién hablamos?

Algunos científicos de todo el mundo están empezando a describir la importancia de los “sueños lúcidos”, de llegar a provocarlos y poder así, con la ayuda de profesionales, sanar traumas, experiencias que nos impiden avanzar o vivir una vida más plena.

También, lograr escucharnos a nosotros mismos, actividad que nos cuesta muchísimo en la vorágine actual. Esto que hoy conocemos como “sueños lúcidos” es aquello que la técnica del Yoga Nidra enseña desde sus comienzos. En la práctica constante de este Yoga, podemos aprender cómo pasar del sueño a un sueño lúcido.

Para la psicología es un hallazgo muy importante porque podrían darle un nuevo enfoque a la terapia. Por eso, también se piensa en la posibilidad de construir apps que analicen los estados de sueño y nuestro comportamiento para brindar datos que a un profesional o, a nosotros mismos, nos servirán para profundizar en nuestras terapias todo lo que no podemos hacer consciente.

Nuestro sueño en el celular

Si bien aún no hay apps en funcionamiento para todo público (sí están en desarrollo), hay apps que pueden controlar nuestras horas de sueño, si respiramos bien, roncamos o hablamos. Están al alcance de nuestra mano, en cualquier dispositivo de los que nos acompañan, muy erróneamente, a la hora de dormir. 

Estas apps se encargan de recabar datos sobre nuestro comportamiento para sugerirnos rutinas más saludables (entre muchas otras cosas que nos daría miedo pensar como el conocimiento que la empresa dueña de esa app tiene sobre nosotros, por ejemplo). Y, para brindarnos consejos o recordarnos a qué hora deberíamos estar ya en la cama.

Hay apps para todo, muchas especialmente lanzadas el año pasado, pensadas para la hora del sueño. Por ejemplo, está la que utiliza la cámara y la luz de nuestro celular para inducirnos a un estado mental de paz a través de flashes y formas caleidoscópicas en una habitación oscura. Y, las de meditación que ofrecen breves visualizaciones para conciliar el sueño o, las que brindan cuentos para ir a dormir.

Para un buen descanso, un buen colchón

Sea cual sea la app que venga en el futuro, nosotros seguiremos hablando y, por suerte, seguiremos soñando. No importa si aún no logramos tener sueños lúcidos si logramos recordar lo que soñamos o alguien nos cuenta qué dijimos, podemos anotarlo y volver a leerlo unos días después. 

Quizás, en un estado receptivo, nuestra consciencia le permita a nuestro inconsciente aparecer y obtengamos datos de lo que tenemos guardado y deberíamos revisar. Hay métodos y técnicas que hoy sirven y que han despertado la curiosidad de muchísimas personas.

Más allá de eso, hay una clave que no podemos olvidar y que hemos experimentado a lo largo de nuestra vida. Si buscamos dormir y el lugar que elegimos es una cama que nos resulta incómoda, no disfrutaremos de nuestros sueños. Cuando no podemos dormir porque estamos incómodos, tenemos más probabilidades de tener pesadillas o sueños pesados, que nos molesten. En cambio, cuánto más cómoda sea nuestra cama, es cuando más disfrutaremos entregándonos al sueño.