Dormir las horas necesarias para recuperar energías y descansar bien, es fundamental para desempeñarnos en el día a día. Muchas personas no logran conciliar el sueño y esto se debe en algunos casos a que padecen diferentes trastornos. En esta nota te contamos cuáles son y qué debes tener en cuenta para consultar al médico.
¿Sabés si estás descansando bien? Quizás te parezca difícil responder a esta pregunta, pero es posible encontrar una respuesta. Para saber si estás durmiendo lo suficiente sólo debes prestar atención a tu cuerpo y a lo que sientes durante el día.
Por lo general, quienes no pueden conciliar el sueño o se despiertan varias veces en la noche manifiestan al otro día cansancio continuo, estrés, cambios en el humor, falta de concentración y de memoria.
Para no llegar a esa situación, se recomienda dormir entre 7 y 9 horas, aunque esto no es tan estricto ya que depende de cada persona. Algunas personas duermen 5 horas y se sienten recuperados mientras que otras necesitan dormir 8 horas. Por eso como decíamos es importante prestar atención a lo que el cuerpo nos devuelve.
Las actividades que realizamos durante el día y horas antes de dormir así como la alimentación son factores importantes porque pueden perjudicar o facilitar el sueño profundo.
Debemos evitar comer en cantidad y comidas grasas, dulces o fritas antes de dormir y sí consumir aquellas que ayuden a conciliar el sueño como frutas, verduras y frutos secos. Además antes de dormir se recomienda meditar, escuchar música, leer entre otras actividades para relajarse y aliviar el estrés.
Algunas personas manifiestan que a pesar de tener en cuenta estas recomendaciones e implementarlas no logran dormir. Esto se debe a que padecen algún trastorno del sueño que les impide descansar bien por las noches. El trastorno más común es el insomnio pero no es el único.
Cuando a pesar de mejorar tu rutina, la alimentación y las actividades que realizas no logras dormir, te despertas a cada rato o estás mucho tiempo dando vueltas en la cama es momento de ocuparse y de consultar al médico. Es quien a través de diferentes evaluaciones podrá ayudarte a aliviar o mejorar lo que te pasa a la hora del sueño.
Los trastornos del sueño más comunes
No es el insomnio el único trastorno que afecta el sueño, aunque es el más frecuente y el que padecen más personas existen otros que también provocan dificultades a la hora de conciliar el sueño. Todos tienen en común que afectan no sólo el sueño sino la vida cotidiana y la salud por el cansancio y el estrés excesivo.
Entre los trastornos del sueño se encuentran:
- Insomnio: es el más común de los trastornos del sueño y se caracteriza por la dificultad para dormir o para mantener el sueño sin interrupciones, esto se debe al estrés, la alimentación, la alteración en los horarios, entre otros.
Trae consecuencias negativas y afecta tanto la vida laboral como personal, y por supuesto la salud de las personas. Aumenta exponencialmente con la edad y perjudica en un 30% a los hombres y en un 40% a las mujeres.
Para disminuir los problema de insomnio se implementan diferentes técnicas que de manera natural ayudan a las personas a mejorar el sueño como respetar ciertas pautas y modificar ciertos hábitos antes de dormir, técnicas de restricción del sueño y de reestructuración cognitiva para cambiar ciertas creencias o pensamientos sobre el insomnio.
También se suelen recetar pastillas para dormir para tratar las causas a corto plazo, pero no a largo plazo ya que dejan de hacer efecto después de varias semanas de consumo.
Para los casos de insomnio más graves o de largo plazo se estudian otros enfoques entre ellos el uso de luz brillante conocido como terapia de la luz para alterar los ritmos circadianos.
- Apnea del sueño: las personas que padecen este trastorno sufren de pausas en la respiración, ronquidos y somnolencia durante el día.
Para diagnosticarla se realiza un estudio llamado polisomnografía en el que se observa a las personas cuando duermen y se registran la tensión muscular, las ondas cerebrales, la respiración, el movimiento ocular, la posición corporal y los niveles de oxígeno en la sangre.
Los métodos para tratar la apnea del sueño incluyen bajar de peso, realizar ejercicio, evitar el alcohol y las pastillas para dormir y dormir de costado. En algunos casos se recomienda utilizar una máscara que se aplica sobre la nariz y a veces sobre la boca para impulsar el aire a las vías respiratorias y que éstas no se colapsen.
- Narcolepsia: quienes padecen de narcolepsia sufren ataques de sueño durante el día incluso si durmieron lo suficiente la noche anterior. Además pueden tener pérdida de control muscular durante situaciones emotivas o tener alucinaciones, parálisis temporal y alteraciones del sueño por la noche.
La narcolepsia es hereditaria en familias con antecedentes de trastornos del sueño y también es común en algunas personas que sufrieron una lesión o un traumatismo en la cabeza.
Una vez diagnosticada, la narcolepsia se puede tratar con medicamentos que controlan los síntomas con estimulantes y antidepresivos. También se recomienda realizar ciertos cambios en la cotidianidad y en las horas previas al sueño.
- Parasomnia: es un trastorno que engloba diferentes problemas como las pesadillas, el sonambulismo, los terrores nocturnos, los sobresaltos, el bruxismo o los despertares confusos. Pueden ocurrir dentro de los primeros minutos del sueño, al despertar, o durante el sueño.
La parasomnia es más frecuente en los niños y adolescentes, aunque puede perdurar hasta la adultez. Para diagnosticarla no solo se escucha al paciente contar lo que le sucede sino que también se realizan diversos estudios del sueño.
El tratamiento depende del tipo de parasomnia que se trate. Algunas no tienen y otras no necesitan tratamiento; pero otras tienen y necesitan tratamiento.
- Síndrome de las piernas inquietas: se caracteriza por movimientos repentinos e incontrolables de las piernas durante el sueño; generalmente por sentir como si algo caminara o se deslizara sobre las piernas, también por calores, pinchazos o picazón.
Estos movimientos hacen que la persona no pueda dormir o se despierte continuamente, lo que genera dificultades en el día a día y en la salud. Se diagnostica a través de lo que cuenta el paciente sobre lo que siente y le pasa durante las noches y a través de una polisomnografía en la que se ven descargas repetidas de actividad electromiográfica.
Para tratarlo los médicos sugieren cambios en el estilo de vida y realizar ciertas actividades para reducir o eliminar los síntomas como evitar el café, el alcohol o el tabaco o tomar un baño caliente. También se pueden indicar en algunos casos se recetan suplementos para corregir deficiencias de hierro, folato, y magnesio, o medicamentos dopaminérgicos, benzodiacepinas (depresores del sistema nervioso central), opioides, y anticonvulsivos.
- Síndrome de la fase del sueño retrasada: es muy común en los adolescentes y se caracteriza por un retraso en el inicio del sueño y del despertar en relación a lo normal. La persona no puede dormirse hasta altas horas de la madrugada, normalmente entre las 2 y las 6 de la mañana, y por eso se duerme más tarde durante el día, muchas veces hasta la tardecita o noche.
Una vez que logran dormirse, no ven interrumpido su sueño. Si la dificultad para acomodarse al horario normal de sueño trae consecuencias a largo plazo. Las personas que padecen de este síndrome manifiestan depresión, somnolencia, un sistema inmunológico débil, trastornos de ansiedad, aumento de peso, diabetes, estrés, entre otros. Estos problemas se manifiestan con más intensidad en la mañana y genera problemas para desempeñarse en lo social y en lo laboral.
Se diagnostica escuchando al paciente, a través de su relato de lo que le pasa en su día a día pero también a través de una polisomnografía solicitada por el médico para descartar otros desórdenes como la apnea del sueño o el síndrome de las piernas inquietas.
Para tratar este síndrome los especialistas en trastornos del sueño recetan luz brillante por la mañana, para limitar la exposición a la luz por la noche, y también recetan la hormona melatonina por la noche para tratar de cambiar el ritmo circadiano del cuerpo. También pueden aconsejar la cronoterapia, técnica que consiste en retrasar el horario del sueño y atrasarlo hasta que se llegue a la hora de dormir deseada. Si estas alternativas no dan resultados, algunos especialistas recetan medicamentos para ayudar a dormir.
Dormir bien para mejorar tu vida
Si te sentis identificado con algunos de los síntomas detallados en los diferentes trastornos, es momento de replantearte la rutina y las horas de sueño. Estos cambios de hábitos en la vida cotidiana mejorarán la experiencia del sueño.
Además, siempre ante la duda debemos consultar al médico de confianza. Hacerle llegar lo que nos pasa por las noches, hará que pueda recomendarte diferentes alternativas naturales para mejorar tu sueño o realizarte estudios para darte un diagnóstico adecuado.
Es importante acudir a un profesional y no automedicarnos o realizar ciertas actividades que pueden perjudicarnos y afectar nuestra salud. Ellos nos van a orientar y dar las soluciones adecuadas.
Recordá siempre dormir bien, darte un tiempo para relajarte y descansar para mejorar de manera integral tu día a día.