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¿Es posible bajar de peso con un buen descanso? Eso y algunos mitos más

Dormir bien

Alrededor del descanso y su relación con la alimentación hay muchos mitos que se divulgaron a lo largo del tiempo. Hasta hoy en día es común escuchar que el sueño puede ayudar a quienes están buscando bajar de peso. Pero ¿será esto verdad? Te lo contamos todo en esta nota. 

Tener un buen descanso trae consigo beneficios positivos para nuestra salud mental y corporal. Si logramos un sueño profundo y reparador por la noche, nos levantaremos mejor al otro día, con buen ánimo y suficiente energía para afrontar las dificultades que se nos presenten. 

Para descansar correctamente es imprescindible dormir entre 7 y 9 horas, que nuestro colchón esté en buenas condiciones y que el ambiente nos ayude a alcanzar más rápido el sueño. También dejar por un momento de lado el estrés y las preocupaciones acumuladas durante el día. 

Esto colabora con la prevención de enfermedades, con los dolores musculares y con la memoria y la falta de atención, entre otras patologías. Pero además puede el buen descanso ayudarnos a bajar de peso. 

Varios estudios han demostrado que acostarse un rato antes o programar el despertador un poco más tarde puede ayudar a prevenir el aumento de peso. Es decir que la pérdida de peso está asociada con dormir las horas suficientes. 

Un estudio que se realizó con mujeres mostró que aquellas que dormían cinco horas o menos por noche tenían más probabilidades de aumentar de peso que las que dormían más de siete horas por noche.

Otro estudio demostró que la falta de sueño puede contribuir a alteraciones en las hormonas del hambre, aumento del apetito y el riesgo de obesidad.

Aunque cada persona necesita una cantidad diferente de horas de sueño, los estudios han llegado a la conclusión de que es necesario dormir al menos siete horas por noche para ver los beneficios en lo que respecta al peso corporal.

descanso y bajar de peso

¿Por qué dormir ayuda a bajar de peso?

Llevar una alimentación saludable y hacer ejercicio son claves para adelgazar, y el sueño puede colaborar en ese proceso. 

Las personas que duermen lo suficiente se controlan más en la elección de las comidas. Son más propensas a elegir alimentos nutritivos y saludables que aquellas que no lo hacen. Además como duermen bien, no se levantan por la noche a comer las sobras de la heladera. 

Quienes sufren de alteraciones del sueño o tienen problemas para dormir muchas horas de corrido, suelen comer alimentos con 600 calorías o más. Esto fue demostrado por científicos que creen que el buen descanso refresca los circuitos cerebrales y por lo tanto, permite tomar buenas decisiones nutricionales.

Además quienes duermen entre 7 y 9 horas tienen menos posibilidades de sufrir depresión, ansiedad y estrés. Si esto pasa hay más probabilidades de que puedan cumplir un plan nutricional sin caer en tentaciones. 

Estas afirmaciones tienen sustento científico y la explicación está en la producción de dos hormonas: la leptina y la grelina. 

Cuando no dormimos bien baja el nivel de leptina, una hormona que produce el tejido adiposo y que se encarga de regular la sensación de saciedad. Es por esto que si no descansamos bien vamos a comer más seguido y en mayor cantidad. 

También aumentan las cantidades de grelina, una hormona que se libera en el estómago y que regula el apetito. Si esto pasa vamos a tener hambre y como consecuencia, a consumir alimentos con alto contenido de azúcares y grasas. 

La falta de sueño además puede activar la segregación de la hormona cortisol que se relaciona con los niveles de estrés, el aumento del sobrepeso y los ciclos de sueño, puesto que en esta instancia cumple un rol relevante la metabolización de los distintos componentes: hidratos de carbono, proteínas y grasas almacenadas.

Podemos concluir que descansar las horas recomendadas ayuda a quemar calorías. Está comprobado que mientras dormimos podemos quemar entre 5 y 100 calorías por hora, debido a que nuestro cuerpo hace un esfuerzo enorme durante esas horas: reparando células y tejidos. También en esta instancia nuestro organismo se encarga de restaurar las  funciones o reiniciar células, redes neuronales, etc.

Un sueño profundo y reparador ayuda a fortalecer un metabolismo saludable y reduce la resistencia a la insulina que puede desencadenar con el paso del tiempo la obesidad. 

Como sabemos dormir bien nos hace sentir mejor, entonces aumentan las posibilidades de tener energía para hacer actividades. Entre ellas, realizar ejercicio. Quienes no descansan correctamente practican menos actividad física y eligen más las tareas que no requieren esfuerzo, como mirar televisión. 

¿La siesta puede influir en nuestro peso?

Lo cierto es que no hay estudios que demuestran que la siesta afecta los niveles de las hormonas que regulan el apetito y el peso corporal. 

Una siesta corta de unos 10 o 20 minutos puede ayudarnos a estar más descansados y relajados durante el resto del día, y a conciliar el sueño por la noche. Recomendamos evitar las siestas largas porque de esa manera los efectos serán los contrarios. 

Por su parte, una siesta corta no llega a irrumpir los procesos metabólicos. Esto nos lleva a derribar el mito de que las siestas engordan o adelgazan.

descanso y perdida de peso

Otros mitos sobre el sueño 

1. El alcohol colabora con el sueño: aunque es cierto que cuando ingerimos alcohol experimentamos somnolencia, una vez que conciliamos el sueño, su calidad empeora. El descanso profundo y reparador que debe producirse normalmente se ve alterado.

Además el alcohol aumenta la probabilidad de roncar y de sufrir apneas. Si decidimos tomar lo recomendable es consumir la última copa entre una hora y media y dos horas antes de ir a dormir, para que la concentración de alcohol en sangre sea menor y podamos descansar bien. Pero no debemos abusar del consumo.

2. Mientras duermo puedo aprender cosas: en el descanso se fijan los conocimientos que hemos adquirido durante la vigilia, por eso se afirma que lo más adecuado antes de presentarse a un examen, además de estudiar, es descansar tanto como el cuerpo y la mente lo requieran.

De todos modos, no incorporamos nuevos conocimientos en ese estado, y esto es así porque nuestro cerebro está ocupado procesando lo que aprendimos durante el día como para asumir nuevos conocimientos. 

3. El fin de semana se recupera el sueño perdido: hacer esto no es una buena forma de equilibrar todo el sueño que hemos perdido en la semana, puede traernos numerosos problemas de salud y tampoco es conveniente para el cerebro. Está comprobado que dormir seis horas diarias durante doce días consecutivos disminuye un 10% la precisión motora y produce efectos físicos y psicológicos parecidos a permanecer una noche entera sin dormir. 

4. Roncar es molesto pero no perjudicial: los ronquidos pueden convertirse en una pesadilla para quien debe escucharnos y cuando se dan de forma constante pueden generar problemas de salud.  Estas interrupciones reducen los niveles de oxígeno en sangre por lo que ésta llega con más dificultad a los tejidos del cuerpo y se altera el ritmo del corazón, lo que trae a largo plazo efectos cardiovasculares. 

5. Se puede dormir con la tele encendida: en realidad, es preferible dormir a oscuras y sin ruidos que puedan interrumpir nuestro sueño. Nuestro reloj biológico está sincronizado con los momentos de luz y de oscuridad, y la iluminación artificial rompe ese ritmo lo que causa a la larga numerosos trastornos, algunos graves.

Para dormir bien es mejor dejar a oscuras el dormitorio, y evitar el uso de computadoras, celulares y libros electrónicos. 

6. Cuando dormimos el cerebro deja de trabajar: la verdad es que nuestro cerebro nunca deja de trabajar. De hecho, además de coordinar la funcionalidad de diferentes órganos, nuestras neuronas se activan en cuestión de segundos para procesar la información que se ha recolectado a lo largo de todo el día. Además el cerebro a la noche ayuda con el cuidado y reparación de este, la desintoxicación de las diferentes sustancias y la asimilación de información. 

Combinar la alimentación con el buen descanso

Llevar un estilo de vida saludable es posible si respetamos un ciclo adecuado de sueño y una dieta nutricional libre de grasas y azúcares que proporcione la energía necesaria para evitar el sedentarismo y poder realizar actividades sin dificultades. 

Les recomendamos establecer una rutina de sueño saludable y reducir el estrés para poder mantener en un nivel correcto los niveles de producción de hormonas como la leptina, la grelina y el cortisol para evitar alteraciones en la alimentación.

Estas alteraciones pueden generar aumento de la grasa corporal, del volumen abdominal,  sobrepeso y obesidad. Por eso es importante combinar la alimentación con buenas horas de descanso. 

Si estás haciendo dieta o tenés pensado hacerlo, o simplemente querés cambiar tu forma de vida, te recomendamos que tomes una serie de iniciativas que te ayuden a conciliar el sueño como pueden ser: seguir unos horarios fijos de descanso, evitar cenas cargadas, esperar una hora o más después de la cena para ir a dormir, tomar una infusión relajante antes de ir a dormir, escuchar música tranquila, leer, meditar, entre otras actividades relajantes.