La cama japonesa, tan característica de las películas de Oriente, está cobrando fama. Tiene adeptos y opositores por su versatilidad, usos y comodidad. Dormir en un futón puede ser de las mejores experiencias o dejarte el recuerdo de una noche horrible porque para elegir el adecuado se necesita información y paciencia. Acá vas a encontrar lo que necesitás saber para que tu experiencia sea única.
¿Qué es el futón japonés?
El futón es ese colchón que ves en las películas de Japón. En cualquier película animada de Studio Ghibli podés verlo, también en fotos o libros sobre ese país. El futón no es el sillón que venden en Argentina y que se hace cama, es la cama tradicional japonesa que está al ras del piso. Tiene un colchón con una funda que se apoya sobre un tatami y, una almohada. El futón japonés se puede doblar durante el día para usar el espacio de la habitación o correr y dejar en un rincón. Es como una mat de yoga pero más gruesa y mullida.
El futón, entonces, incluye el shikibuton, que es un colchón de entre 5 y 15 cm de alto o de grosor, plegable, el kakebuton, que es una especie de edredón y la makura o almohada. Los tres elementos son fáciles de guardar y siempre la base es un tatami, que es como un tapiz acolchado, como el que se usa para practicar artes marciales o para Shiatsu.
El shikibuton es la pieza principal del dormitorio japonés y se puede fabricar de acuerdo al tamaño del ambiente o si es para una o dos personas o dos personas con un niño. Suele estar compuesto por 100% fibra natural de algodón pero también con variantes de poliéster en el relleno. Está recubierto por el shikifu, que se lava por separado y que cuida al shikibuton. El futón se puede doblar y guardar en el armario u oshiire, que es el que está reservado solo a ese fin.
El kakebuton se coloca sobre el shikibuton y es la colcha de Japón. Son más finas y más gruesas, se realizan de distintos materiales y, también, se recubren con una funda. Es la variante del edredón para Occidente. La makura es la almohada que algunas personas usan para descansar la cabeza. No tiene tantas variantes como las almohadas de occidente y suele estar rellena de semillas para que se adapte a las cervicales. Los materiales siempre son nobles, sin compuestos químicos.
Contrario a lo que se suele pensar, el futón no es un invento japonés. Las culturas egipcia y mesopotámica fueron las primeras en empezar a usar este tipo de cama para dormir. Gracias al comercio de algodón que se expandió por todo el mundo, el uso del colchón empezó a crecer y llegó a Japón entre los siglos XVI y XVII. Se considera una alternativa saludable para obtener un buen descanso.
Suele realizarse a mano, con planchas de algodón que se superponen entre sí y que se cubren con una especie de funda cosida con distintos puntos para que el algodón se mantenga en su lugar. La mayor diferencia con el de una cama tradicional es que puede fabricarse en distintas medidas y se enrolla. Además, es una variante para las personas alérgicas porque, en su mayoría, no están compuestas por fibras químicas.

¿Por qué los japoneses eligen dormir en un futón?
Es un problema de espacio pero, también, una decisión de salud. En el cine japonés, los futones se suelen ver colgados en los patios o ventanas y, a las personas golpeándose con raquetas u otros elementos. Los golpes airean al futón, eliminan posibles ácaros y lo airean. Las fundas y sábanas son las que se suelen cambiar y lavar como en Occidente. Si hay muchos días de invierno sin sol o con lluvia y humedad, se utiliza el futonkansouki, que es como un aire acondicionado portátil que emana aire caliente para desinfectar el futón y sacarle humedad.
Una de las principales ventajas de elegir el futón es aprovechar bien los pequeños espacios de una casa. En Japón los hogares son cada vez más pequeños y los dormitorios son, también, el ambiente principal de la casa. Las casas tradicionales japonesas o ryokan pero también en los templos están equipadas con tatamis y futones. Sobre el tatami también se disponen las personas para comer en las mesas pequeñas tan características de la cultura nipona. La sala de estar es también el dormitorio y así se aprovecha el ambiente al máximo.
Por otra parte, es una opción más económica si se tiene en cuenta lo que se gasta en occidente para equipar una habitación. Y más práctica para mantener el orden y la limpieza del ambiente. Eso sí, en general, los japoneses suelen no tener tantos objetos y sus decoraciones son minimalistas.
Beneficios de dormir en un futón
Cuando se elige dormir en un futón sucede lo mismo que cuando se elige dormir en el piso, sobre una mat de yoga o sobre una frazada o colcha: la espalda permanece derecha y debe acomodarse para volver a su eje. Si se sufre escoliosis u otros problemas, a medida que transcurren varios días seguidos, el cuerpo va a buscar su eje solo por estar apoyado sobre una superficie más firme. Esto permite que la espalda pueda empezar a enderezarse nuevamente y es un beneficio del futón.
Por otra parte, la filosofía japonesa asocia al futón con un descanso que le brinda paz al espíritu y lo ayuda a eliminar el estrés. Se puede pensar en la humildad de dormir en el piso y con elementos básicos. Y en el contacto casi directo con la tierra para recordar que es la que sostiene cada paso humano.
Además, ocupa menos espacio que una cama, se puede doblar y guardar para aprovechar mejor el ambiente. Se limpia muy fácilmente y es más higiénico pero como está fabricado en general con materiales orgánicos no causa alergia y cuida al medio ambiente. Tiene la firmeza ideal para que la columna se mantenga derecha y saludable. Su grosor dependerá y se adaptará a la necesidad de la persona y es más económico que un colchón tradicional. También, un beneficio importante es que puede usarse durante el día para tener otro lugar de descanso o como un sillón sin respaldo.
¿Cómo instalar un futón y qué es necesario saber?
La mayoría de las casas en Japón tiene un tatami, por lo que casi nunca el futón se coloca en el piso. El tatami es algo así como un suelo acolchado, muy delicado, por lo que se ubica en dormitorios o salas de estar pero nunca en la cocina, baño o entradas, no está nunca en zonas que puedan acumular suciedad.
En la actualidad, se rellena con poliestireno pero antes se utilizaba paja. Como está compuesto por fibras naturales, hay que usarlo con cuidado pero se puede realizar cualquier actividad sobre este suelo. Caminar, leer, sentarse, comer, dormir, practicar un arte marcial o yoga, cualquier ejercicio que no requiera muchos rebotes, por ejemplo.
Lo ideal para instalar el futón es contar con un tatami. Por otra parte, es necesario entender que disfrutar de un futón requiere tiempo. El futón es más firme que un colchón de Occidente, por lo que la primera noche puede ser difícil pero la segunda, tercera y cuarta no lo serán. El cuerpo se encontrará más relajado al despertar. Además de corregir malas posturas si no sufrís graves problemas de espalda.
Es muy importante saber que el ambiente propicio para colocar un futón no debe ser de los más transitados o más húmedos del hogar. Lo ideal es colocarlo en la habitación o en el ambiente propicio para ello, en una sala de estar o en una biblioteca. Si se cuenta con poco espacio esta opción es ideal. Lo mismo sucede si se trata de la primera casa que alquilas en tu vida o si querés equipar la casa de fin de semana con bajo presupuesto.
El futón se suele apoyar sobre un tatami pero, también, existen bases de cama japonesas que son un poco más altas sobre las que puede colocarse. Suelen realizarse en España o importarse desde Asia pero un buen carpintero podrá imitarlas con un plano o imagen. Puede ser el principio de un sueño muy reparador y de un nuevo estilo de vida.
Hay elementos de la cultura japonesa que cualquier persona de Occidente puede adoptar para su beneficio y viceversa. Dormir en un futón puede ser una experiencia muy renovadora y útil para tener en cuenta. Quizás lo ideal no sea adoptar el hábito para siempre porque las camas de Occidente tienen esa particularidad de proteger a la persona de los insectos y peligros del piso. Además brindan calidez y un ambiente mullido sobre el que cualquier cuerpo podrá disponerse a descansar sin reparos. Todo es cuestión de probar.
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