Cinco consejos de madre para dormir mejor

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Toda mamá guarda bajo la manga unos tips para combatir el insomnio, muchas veces son los que nos permiten volver a descansar como un bebé. ¡No te los pierdas!

Los chicos le preguntan todo a mamá: ¿Cómo funcionan las cosas? ¿Cuándo es la hora para jugar? ¿Qué hay para comer?. Aunque los tiempos cambian y los roles se modernicen, mamá sigue siendo la primera enciclopedia de consulta que un hijo o hija puede tener. 

Durante la niñez y la adolescencia, las madres parecen sacar trucos de abajo de las mangas para facilitarnos las cosas o enseñarnos algo nuevo. Muchos de esos “tips”, recetas y tradiciones son parte de la cultura popular, cosas que aparentemente todas las mamás del mundo saben y aplican en la crianza de sus hijos.

A continuación podés leer algunas de las cosas que tu mamá seguro te repetía cuando estabas creciendo y que probablemente pongas en práctica para vos y para los tuyos. Esta vez viene con unos pequeños giros, posibles adaptaciones de la sabiduría de madre para aplicar todos los días:

No te acuestes inmediatamente después de comer

Cenar al menos dos horas antes de irse a dormir es lo más recomendado, porque permite que el estómago haga con tranquilidad la digestión. Acostarse justo después de una comida puede provocar acidez estomacal, incluso reflujo y no permite conciliar el sueño con facilidad. 

Lo ideal es tomar una cena ligera y darle al cuerpo el tiempo que necesita para digerir bien los alimentos, aprovechando todas sus propiedades. Seguro mamá te dijo más de una vez que no vayas corriendo desde la mesa directo a la cama, aunque te estuvieras muriendo de sueño. 

Tomá leche tibia antes de dormir

Este es un clásico consejo de madres y abuelas contra el insomnio. Algunas van variando el tip, agregándole apenas dos o tres galletitas o una cucharada de miel, para acompañar. La versión “para adultos” puede incluir unas gotas de brandy o coñac. En cualquier caso, servirse un poco de leche tibia justo antes de acostarse pareciera ser “remedio santo” pero, ¿Por qué funciona?

La leche es fuente de triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina, que se encarga de relajar y reducir los niveles de estrés en el cuerpo. La cucharadita de miel permite asimilar mejor este componente, mientras que tomarla tibia contribuye a producir una sensación de tranquilidad.

Las galletitas son un extra, posiblemente para convencer a los niños de tomar la leche. Pero para que verdaderamente cumpla su función, no pueden ser más de una o dos, para evitar que el cuerpo entre en un proceso de digestión muy pesado justo a la hora de dormir. 

El momento ideal para beber el vaso de leche es unos quince o veinte minutos antes de ir a la cama. Si hace más de media hora que estás acostado y todavía te sentís muy despierto, podés levantarte y prepararla con una cucharada de miel, beberla, esperar unos minutos y volver a intentar.

La mezcla preparada con un poco de brandy o coñac, además de darle un toque “especial” exclusivo para los más grandes, también es conocida por ser un efectivo remedio casero para combatir los resfriados en sus primeros síntomas. 

Se deja hervir la leche y se le agrega el alcohol y la miel, hasta que ésta se disuelva por completo. Luego, se toma bien caliente ya en la cama, con abrigos y frazadas. El objetivo es “transpirar la enfermedad” durante la noche. Con una ducha a primera hora de la mañana, empezás la jornada sintiéndote como nueva.

Ponete el pijama y acostate siempre a la misma hora

La “hora de dormir”, ese hábito que las mamás se esfuerzan por sostener con sus hijos desde muy pequeños, puede convertirse en un gran beneficio durante tu vida adulta, más de lo que te imaginás. Es que tener un ritual diario para prepararte para el descanso te ayuda a desconectar de las actividades del día y descansar mejor.

Casi todas las rutinas de las mamás con sus hijos son más o menos así: Una ducha antes o después de cenar, ponerse el pijama, lavarse los dientes e ir a la cama. Una vez allí, pueden tener un ratito para charlar sobre lo que hicieron durante el día, o quizá contar un cuento o leer un libro. Después de eso, mamá puede tener su propio momento de relax, antes de que termine el día.

Construir un hábito parecido, adaptado a tus tiempos y teniendo en cuenta las cosas que te relajan, puede ser muy beneficioso no sólo para la salud de tu sueño, sino para tu bienestar en general. Es importante desenchufarse de la vorágine diaria y no llevar tus preocupaciones a la almohada.

Armá tu rutina de descanso como mejor te resulte: Podés poner música que te guste y bajar a una iluminación tenue, bailar un poco por la casa, hacer estiramientos, mirar una película o serie (utilizando siempre filtros de luz azul y lejos del horario en el que te vas a acostar). Lo importante es que todo apunte a descansar y relajarse, a tener un buen momento con vos mismo y/o con tus seres queridos.

No necesitás usar un pijama si no te gustan o si preferís dormir con otra cosa. Más bien se trata de sacarte la ropa de trabajo -¡zapatos de taco primero!- y ponerte algo más cómodo, salir de un “modo laboral” y entrar en “modo descanso”. Nada mejor que calzarse las pantuflas mullidas y sentir esa sensación de alivio tan placentera. 

Aunque ya seas un adulto y puedas acostarte y levantarte a la hora que quieras, tené en cuenta que mantener un horario más o menos estable durante toda la semana, sábados y domingos incluidos, te permite dormir mejor y sentirte con energía. Ningún chico quiere irse a dormir temprano o tomar una siesta. De grande, puede volverse uno de los momentos más relajantes del día.

Leé un buen libro antes de dormir

Los cuentos de mamá en la cama tenían varias funciones: Aprender cosas nuevas y estimular tu imaginación, enseñarte a leer, a contar, compartir un momento con vos y brindarte un ratito de relajación y bienestar para descansar tranquilo.

Siendo ya un adulto, podés incorporar esta costumbre dentro de tus rutinas. Leer un buen libro antes de acostarte -siempre con una luz cálida y en lo posible un buen sillón- te permite llevar tu atención a una sola cosa y dejar de lado preocupaciones, deberes y quehaceres. 

Sumergirte en la lectura te regala un rato de dispersión y esparcimiento. Además, si estás muy cansado, el sólo hecho de ponerte a leer un ratito te dará la tranquilidad necesaria para sentirte somnoliento rápidamente. Es muy probable que a la segunda hoja comiences a bostezar y ya te sientas listo para dormir.

A contar ovejitas

 El truco número uno, un saber colectivo heredado de generación en generación por miles de personas. Posiblemente todo el mundo haya escuchado alguna vez este consejo para combatir el insomnio. Y lo haya puesto en práctica, claro. 

Aunque te pueda parecer cosa de chicos, hay algo en contar ovejas que verdaderamente te ayuda a dormir más rápido y entrar en un sueño profundo. Es que centrar la atención en algo repetitivo y hasta cierto punto, monótono, puede relajarte y vaciar tu mente para descansar. 

También es útil hacer ejercicios de respiración que impliquen contar como, por ejemplo, inspirar contando hasta cinco, retener el aire durante siete, y exhalar contando hasta ocho. Poniendo el foco en la respiración y los tiempos, poco a poco vas a ir sintiéndote con más sueño.

Quizás creías que las tácticas de tu mamá eran disparatadas, arbitrarias o directamente creencias incomprobables, lo cierto es que un buen número de ellas en verdad funcionan. No es “creer o reventar”: una vez más, parece que mamá tiene la razón.

Revisitar sus “remedios” durante la adultez te puede ser de mucha ayuda en tu vida práctica. Técnicas de limpieza, instrucciones para cocinar, cómo cuidar de las plantas y por supuesto, tips para llevar un día a día sano y equilibrado, son conocimientos para probar y atesorar. Entre ellos, los trucos para dormir mejor no son la excepción.

Queda claro por qué los consejos de madre se comparten de generación en generación, y por qué siguen vigentes aún en la actualidad. Incorporarlos en la rutina y hacerlos parte de la vida diaria, es una manera de mantener y multiplicar ese “mimo”, ese amor de madre que podés recrear para vos mismo, tus hijos, pareja y para toda la gente que quieras.