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¿Para qué sirve saber el número de hilos de las sábanas y cómo elegir la mejor?

Cuidado y Mantenimiento

Las sábanas blancas, suaves, mullidas del hotel en el que te hospedaste aquella vez. Las sábanas que deseaste tener cuando volviste a tu cama. Las que te abrigaron una noche, en una ciudad desconocida cuando volviste a esa habitación fría y estándar que reservaste para conocer el lugar. Todas estas sensaciones son las que quedan impresas en tu memoria, aunque en concreto, sólo se trate de una cuestión hilos. 

Existe algo tan fino como una línea que diferencia la experiencia de bienestar y el buen descanso en una cama de ensueños, que en una que puedas construir con aquello que tenés en casa y no queda igual. ¿Querés saber de qué se trata? Entonces no te pierdas este artículo porque ahora sabrás cómo replicar la acogedora cama de película, de hotel o de una gráfica.

Esa noche de hotel que viviste por primera vez en la vida. No la primera noche de hotel que pasaste sino aquella que te pareció inolvidable. La habitación de hotel que te impactó en una película. La cama bien tendida, las sábanas perfectamente ajustadas al colchón, suaves, delicadas, una colcha que cobijó a muchas personas pero que, de todas maneras, luce como nueva y te impacta. 

Las vacaciones, aquel lugar, el descanso. Es que no hay nada más placentero que una cama de hotel cualquiera: uno pequeño en un lugar perdido en el medio de la nada o uno 5 estrellas en una ciudad increíble.¿Sabés cuál es la diferencia entre esa cama y la tuya? Además del paisaje y del cambio de aire, la diferencia está en las sábanas, más precisamente en los hilos que la componen.

hilos de las sabanas

La cama que siempre soñaste (aunque no lo sabías)

Después de adquirir un colchón de calidad, la segunda selección más importante para llevar a cabo son las famosas y siempre agradecidas sábanas. Para que tu cama tenga elegancia, comodidad y delicadeza de película, necesitás conseguir unas muy buenas y, por eso, aquí te explicaremos qué detalles hay que tener en cuenta:

Hilos, material, trama, procesos son palabras técnicas e importantes cuando se trata de ropa de cama.

Una moda pasajera 

En el 2019, en Estados Unidos, se puso de moda entre los jóvenes no usar la sábana superior. Empezaron a usar la sábana que cubre el colchón y a taparse con el acolchado. Claro, prescindir de una sábana les ahorraba a los jóvenes y solteros de la vida moderna americana, lavar, planchar, doblar y guardar más cosas. ¡Con todo el esfuerzo que sabemos eso nos ahorra! 

El motivo no era solo el lavado sino que la sábana que usamos para taparnos no suele servir para nada más que terminar toda arrugada y como un bulto enredado en nuestros pies a la mañana siguiente. ¿Quién no perdió esa sábana alguna noche? En muchos casos, esto es cierto.

Sin embargo, hecha la ley para nuestras tareas domésticas, hecha la trampa pero también el problema. Solo las sábanas pueden absorber el casi litro de transpiración que una persona emana cada noche y, si eso lo multiplicamos por 365 días, la cantidad de sudor es sorprendente. 

La segunda cuestión a tener en cuenta son las bacterias. Los ácaros y bacterias se alimentan de la piel muerta que se nos desprende cada día y que queda en ese lugar en el que deberíamos o solemos pasar 8 horas diarias. Si dormimos con pijamas, la contaminación es menor que si lo hacemos desnudos. 

Hay más de 40 posibles hongos en una sábana que si pasan directamente al colchón nos obligarían a lavar estos 1 vez a la semana, con suerte. Por eso, esa moda no sirve. Y, por eso, es importante elegir las sábanas que más cómodas nos resulten, para usarlas y no prescindir nunca de ellas.

Materia prima, y lo básico para evitar marearse

Las sábanas deben lavarse una vez por semana así que el material es lo primero que debemos analizar. Pueden ser de algodón, lino o poliéster. En muchos casos, el algodón y el poliéster se combinan. Si lo que buscás es una sábana suave, la presencia de poliéster debe ser menor al 50% de la composición total. 

Las sábanas de lino son las de mejor calidad y, las recomendadas para las personas más calurosas. Son sábanas más frescas pero más difíciles de lavar y de mantener sin arrugas. Este material es uno de los más costosos porque no solo absorbe la humedad, también tiene una vida útil de muchísimos años.

Además, del material, está la confección. Hay muchos tipos de tejidos, pero el percal es el más destacado, según algunos expertos. Es un tejido parejo, como el de la canasta de Caperucita Roja, y da más sensación de frescura que el resto. 

El satén, por su parte, es un poco más suave y más cálido que el percal pero más denso, por eso, más allá del material, casi nunca una tela con una estructura más cerrada será, por ejemplo, la más refrescante. Es, por el contrario, más pesada y óptima para lugares o meses fríos.

El tejido de las sábanas es importante porque es lo que determina también la sensación que nos brinda al tacto, además de la apariencia que deseamos por el diseño de la cama, de la habitación o de los accesorios; y la duración. Su longevidad está relacionada con el tipo de tejido elegido.

¿Por qué nos importa tanto la cantidad de hilos? 

Quizás esta es la respuesta y al mismo tiempo la fórmula secreta para tener una cama de película.

Porque la cantidad de hilos es la que marca, finalmente, si la sábana hará que nuestra cama sea soñada o… ¡por el contrario!, un lugar al que no queremos llegar nunca.

En esta área, el rol más importante lo juega la densidad. Ya te contamos que el satén es una forma de tejido más cerrada y, por lo tanto, más densa porque requiere mayor cantidad de hilos. 

En un tejido, los hilos se disponen a lo largo y ancho formando mini cuadrados, que pueden ser más grandes o más pequeños, estar juntos o un poco separados.

Si la calidad del material es buena y, por lo tanto, el hilo es de primera calidad y supera la cantidad de 180, 200, estarás empezando a disfrutar de esas sábanas que tanto te gustan.  La cantidad mínima para una sábana de buena calidad es esa pero si supera los 800 hilos, ya es de primerísima calidad porque cuantos más hilos de un buen material tenga, la sábana aumenta sus atributos.

El problema actual es que hay procesos de fabricación que permiten usar muchos hilos con malos atributos para obtener sábanas más económicas de 200, 300 hilos pero que no son tan suaves al tacto ni delicadas o amables con nuestro cuerpo. En general, los materiales naturales, con la menor cantidad de procesos posibles son los que mejores resultados nos brindarán a largo plazo.

El material más utilizado es el algodón, a veces, mezclado con poliéster. Sin embargo, esta no es una mezcla recomendada si buscamos sábanas de menos de 200 hilos. Es la peor combinación para nuestros sueños. Con menos de 200 hilos, solo tendrás sábanas de una calidad muy menor.

hilos de las sabanas

Es una cuestión de hilos pero también de cómo se componen estas fibras.

El algodón Egipcio es de mejor calidad porque sus fibras son largas y resistentes, lo que permite obtener una sábana más longeva. Le sigue el algodón pima, el supima, el lino y el sintético, que es el que nunca se va a arrugar. Y si está tejido en satén dará como resultado una sábana suave, que brilla y resbala. Una opción para los soñadores arriesgados.

Cuanto más larga sea la fibra del hilo elegido, mejor será la sábana porque requiere menos cardado. Para obtener cualquier tipo de ropa, las fibras se hilan, eso permite que se tensen y que adquieran fuerza en el proceso. Pero antes se debe convertir la fibra natural una por una en un hilo cohesionado y eso se hace con una carda, una máquina de la industria textil que elimina fibras desparejas y cortas para estirarse y torsionarse y formar un hilo uniforme.

O, se hace con un peinado, que al contrario de la carda, deja solo las fibras más largas y sin impurezas. Entonces se afina el algodón y queda un hilo resistente pero suave, delicado y menos encogible en el lavado. Es el hilo de las sábanas brillantes y sedosas, por ejemplo.

El tejido elegido dependerá de lo que buscas. Siempre que sea de más de 200 hilos y de un material de primera calidad, la sábana será una de las ideales.

Ese invento que salva nuestras noches 

Cuenta la leyenda que era el año 1000, aproximadamente, y que Rashib Sab-Anah estaba en El Cairo vendiendo telas y alfombras. Quizás fue o podrá haber sido alguno de los famosos mercaderes que se ve en el mercado de la película de Aladín. No lo sabremos.

Lo que se sabe o se supone es que fabricaba algunas de las cosas que vendía pero como usaba lino tejido, las personas se quejaban de las arrugas y del tiempo de secado. Intentó con algodón y armó lo que hoy conocemos como la sábana que cubre al colchón y, uso la muselina para la sábana superior.

Así que la dueña del Lilaz, un prostíbulo muy grande para esa época, le encargó más de 200 pares para estimular un buen trato entre los adultos que compartían cada cama. Sab-Anah aumentó, así, su fortuna y tuvo varias sucursales en la ciudad de El Cairo, convirtiéndose en una figura de mucha importancia. 

En la conocida época victoriana, las sábanas era un accesorio costoso al que podía acceder solo la clase alta pero en la revolución industrial empezó a ser un bien de la clase media, porque bajaron su precio y su proceso de producción pudo masificarse. Ahora podemos disfrutar de sábanas más finas, delicadas y prácticas. 

Hoy son imprescindibles: garantizan un buen sueño pero también nos refugian cuando no podemos con el mundo o, se convierten en un disfraz perfecto si hay niños en la casa. Todos los fantasmas se hacen con sábanas, todos los sueños involucran sábanas.